HOTEL CADOGAN

Sopa de repollo y tormento

En el bicentenario de Dostoievski, aparece la primera traducción de 'Crim i càstig' al catalán en 90 años

Dostoievski

Dostoievski

Olga Merino

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En los fogones del Cadogan hierve un perol enorme de 'shchi', la madre de todas las sopas rusas, elaborada a base de repollo, cebolla y salmuera de col, un cocimiento tanto más traslúcido cuanto más tieso se encuentre el comensal. ¿Qué otro menú podría preparar la cocinera, nuestra querida señora Patmore, sino la «sopa vacía» de la pobreza? A lo largo de los siglos, a través de guerras, hambrunas, trabajos forzados en el gélido norte y otras calamidades, la 'shchi' ha mantenido vivo al pueblo ruso, y por ello nuestros huéspedes recién llegados, tan espirituales ellos, no quieren probar otra cosa: Fiódor Dostoievski y el protagonista de 'Crimen y castigo' (1866) se pasan el día en el desván, sorbiendo sopa y jugando a las cartas. Mira por dónde, lo único que se lleva a la boca Rodión Románovich Raskólnikov en la novela, antes de matar con el hacha a la odiosa prestamista Aliona Ivánovna y a su hermana, es justamente un plato de 'shchi', ese humilde aguachirle de repollo. El hambre espolea el doble crimen.

Dostoievski y Raskólnikov han llegado al hotel para quedarse, puesto que este año se celebra el bicentenario del nacimiento del primero —se cumplirá el próximo 11 de noviembre— y por la buena nueva de que acaba de aparecer en las librerías 'Crim i càstig', la primera versión del clásico al catalán en 90 años (colección Bernat Metge Universal, con prólogo de Francesc Serés).La traducción la firma Miquel Cabal, quien domina los meandros del ruso como los esturiones del Volga.

Vaya pareja, el autor y su criatura, tal vez la más atormentada de todas ellas (y ya es decir). ¿Cuánta desesperación le prestó Dostoievski a Raskólnikov para moldear la culpabilidad que lo ahoga? El escritor ya no volvió a ser el mismo desde que lo amedrentaron con un falso fusilamiento y lo mandaron a la 'kátorga', cuatro años en Siberia por una supuesta conspiración contra el zar. Su vida no fue «la vereda ancha y empedrada de los demás escritores del siglo XIX», escribió Zweig. Al destierro con delincuentes comunes, se sumaron los ataques de epilepsia, el aguijón del juego, las deudas y la presión de escribir sin poder revisar siquiera las cuartillas para sortear la pobreza. Cuánto dolor. Un dolor que habla el mismo idioma, sugiere Serés en el prólogo, que la peripecia de Andreu Nin, autor de la única traducción de 'Crim i càstig' hasta la fecha. Nin, fundador del POUM, detenido en plena Rambla, torturado y asesinado por agentes del estalinismo.