LO QUE NO SABÍAS DE...

Las anécdotas del rodaje de 'Olvido y León'

El actor Guillem Jiménez pactó con el director que la película se viera en el cine de Montcada por el que pasaba cada día

Marta Larralde aguantó más tiempo del previsto bajo el agua y dio un pequeño susto a sus compañeros

Guillem falleció el pasado mes de febrero pero pudo emocionarse viendo la película varias veces en su casa

leon obrir

leon obrir / XAMALÚ FILMS

Eduardo de Vicente

Eduardo de Vicente

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En el año 2004, el realizador gallego Xavier Bermúdez rodó una de sus mejores películas, León y Olvido, que contaba la relación entre dos mellizos huérfanos. Ella era una joven atractiva (Marta Larralde) que tenía que hacerse cargo de su hermano, con síndrome de Down (Guillem Jiménez). Pero la chica tenía unas relaciones sentimentales bastante inestables y él reclamaba su atención. La película sorprendió por su total ausencia de paternalismo, su frescura, sinceridad y por la espontaneidad de Guillem. Era la primera vez que una persona con estas características protagonizaba una película española.

Quince años más tarde, el equipo volvió a reunirse para su continuación Olvido y León, que acaba de estrenarse. Ha pasado el tiempo pero las cosas continúan igual o peor. Ella intenta encontrar trabajo como actriz pero tiene que conformarse sirviendo copas en un bar. Él busca un empleo a su medida pero no resulta fácil y la situación lleva al límite a Olvido. Realmente, ¿quién cuida a quién? Esta segunda parte es una oportunidad para reencontrarse con esos entrañables personajes y, desgraciadamente, un homenaje a Guillem que falleció el pasado mes de febrero. El realizador, Xavier Bermúdez, recuerda algunas de las anécdotas surgidas durante el rodaje.

-El motivo de una segunda parte. “Ya después de terminar León y Olvido, tanto Marta como, sobre todo, Guillem me hablaban en broma, pero también en serio, de la posibilidad de rodar una segunda parte. La verdad es que no me apetecía porque acabé muy agotado porque trabajar con una parte del equipo con síndrome de Down provoca que haya mucho afecto pero absorben muchísima energía. Guillem siguió insistiendo en el quinto aniversario del estreno, luego en el décimo y en el undécimo fue cuando se cansó. Y fue entonces cuando me vinieron ocurrencias de cómo estarían los personajes, los echaba de menos y acabó surgiendo la historia”.

-El paso del tiempo. “Guillem estaba a punto de venir desde Barcelona a Ourense para rodar y, el día anterior, hablamos por teléfono. Charlamos un poco, me dijo que tenía muchas ganas de ver a Marta y se hizo un silencio. Me dijo que había cambiado y le contesté que yo tampoco era el mismo de antes, ni Marta, que no se preocupara. Tenía miedo de que quisiera hacer una pequeña variante de la primera película y que él no encajara. Pero le dije que era una historia nueva y me di cuenta de que, queriendo o sin querer, íbamos a mostrar las huellas del tiempo”.

La película refleja el paso del tiempo de los personajes.

La película refleja el paso del tiempo de los personajes. / XAMALÚ FILMS

-Força Barça! “Coincidió que algún martes y miércoles de rodaje había partido del FC Barcelona y entonces nos juntábamos los tres del equipo que éramos del Barça: el actor Monti Castiñeiras, Guillem y yo y también se unía alguno del Atlético de Madrid que no tenía reparo en animarnos. Recuerdo que pasamos juntos unas veladas muy agradables viendo fútbol”.

-Guillem, ayudante de dirección. “Me ayudó muchísimo con las dos actrices con síndrome de Down. Para ellas era difícil acostumbrarse a estar pendientes de dónde estaba la cámara, trabajar en un equipo grande y él siempre las animaba, hablaba con ellas para transmitirles ánimo con mucha empatía y quitándole importancia a la dificultad. Ellas temían ser tratadas con paternalismo y cuando adaptaba un diálogo pensaban que lo cambiaba porque ellas no eran capaces de hacerlo y él contribuyó a que todo fuera bien”.

Guillem ayudó mucho a las otras actrices con síndrome de Down.

Guillem ayudó mucho a las actrices con síndrome de Down. / XAMALÚ FILMS

-El gran pacto. “Durante un rodaje todos pasamos por varios momentos de cansancio y, en una ocasión, hice un pacto con Guillem. Le pedí que fuera más disciplinado y le pregunté qué quería a cambio. Su única petición fue que la película se viese en el cine de Montcada, por donde paseaba con su novia. Quería ir por la calle y hacer ver que, por casualidad, la película se proyectaba allí. Los responsables de la sala estuvieron dispuestos, aunque en las circunstancias actuales es difícil, pero les agradecemos su disposición”.

-Empezando por el final. “La película empieza con la boda y luego retrocede un año atrás en una situación más dramática. Quería empezar con algo más ilusionante, aunque pueda tener los pies de barro, pero me permitía hacer un juego con la información. Al principio, el espectador tiene menos información que los personajes y, tras el salto en el tiempo, sabe algo más y, al final, quedan igualados. Me gusta tener en cuenta al público y aventurar lo que puede sentir”.

Guillem se impresionó mucho cuando vio a Marta maquillada para la escena del hospital.

Guillem se impresionó mucho cuando vio a Marta maquillada para la escena del hospital. / XAMALÚ FILMS

-Impacto en el hospital. “La primera vez que Guillem vio a Marta en un estado lamentable en el hospital le impactó de verdad. No le habíamos dejado que la viera antes de que la maquilláramos con heridas y sangre y cuando se asomó y la vio estaba realmente impactado. Repetimos y lo hizo igual porque se ponía en situación con facilidad”.

-Aguantando la respiración. “Como puede comprobarse viendo la película no hay ningún truco en la escena en que Marta aguanta la respiración bajo el agua en una única toma. Marta aguantó como una jabata y eso ayudó a que la reacción de Monti y Guillem fuera más auténtica. Marta me había prometido unos segundos que serian suficientes, pero me dio más de los que esperaba”.

Guillem Jiménez (derecha), el alma del rodaje.

Guillem Jiménez (derecha), el alma del rodaje. / XAMALÚ FILMS

-Guillem y el energúmeno. “Normalmente les pido a mis actores que no improvisen, que se aprendan los diálogos y si queremos cambiamos algo antes, pero deben respetarlo. Él aportó alguna que otra expresión y le costaba mucho decir “energúmeno” por lo que le ofrecí cambiarla por otra palabra, pero a la hora de rodar dijo perfectamente “energúmeno”.

-El chef Guillem. “En la escena en la que cocina unos huevos fritos teníamos un poco de prevención hacia el aceite y, en los planos en que tiene la sartén delante, no había aceite por si le salpicaba. Hubo que romper bastantes huevos para acabarla”.

Entre Guillem y Marta siempre hubo una gran complicidad.

Entre Guillem y Marta siempre hubo una gran complicidad. / XAMALÚ FILMS

-Marta y Guillem. “Marta me ayudaba mucho y se llevaba a Guillem antes del rodaje a una habitación para memorizar los diálogos. En la escena en que ella le da un bofetón, Guillem lo asumió muy bien y tenía ensayado echar la cara para atrás, dijo que lo aprendió de otra película. Lo cierto es que había una gran confianza y complicidad entre ellos y este tipo de cosas las podían hacer sin problemas, era parte del juego entre ellos”.

-Las críticas políticas y sociales. “En el filme hay manifestaciones contra los desahucios o el feminicidio y los protagonistas se burlan de los políticos o del rey cuando hablan de futuro. Y es que el tema principal de la película son las ganas de tener una vida que merezca la pena y eso está en conflicto con el mundo en el que vivimos y ellos no están en la mejor situación. Luchan por salir adelante pero el ambiente social en el que viven se lo impide. Cuando una enfermedad se da mucho no es algo personal sino social”.

-Guillem, al menos, vio la película. “Guillem vio la película varias veces e incluso su madre me mandó un video de él viéndola y estaba muy emocionado. Entera la debió ver seis o siete veces y muchas más a trozos”.

Una imagen para el recuerdo: el director y los actores en el preestreno de 'León y Olvido', en el 2005.

Una imagen para el recuerdo: el director y los actores en el preestreno de 'León y Olvido', en el 2005. / GUILLERMO MOLINER