Obituario

La magia blanca de Picanyol, padre de Ot, el bruixot

El dibujante catalán, creador de las tiras del popular brujo, referente del humor gráfico infantil desde las páginas de la revista 'Cavall Fort', fallecía este jueves a los 73 años

PICANYOL

PICANYOL

Anna Abella

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Durante 43 años regaló a varias jóvenes generaciones la magia blanca de Ot, el Bruixot desde las 1.500 tiras e historias de humor gráfico que publicó la revista infantil ‘Cavall Fort’. Gracias a este entrañable, bonachón y travieso brujo, que bajo su sombrero picudo ocultaba los tres pelos de su pelona cabeza, el dibujante Lluís Martínez Picañol, de nombre artístico Picanyol, fallecido este jueves a los 73 años, quedará como un referente del humor gráfico catalán.

Nacido en Vic, aunque siempre asociado a Moià, en 1948, con 15 años y autodidacta empezó a trabajar en la agencia Selecciones Ilustradas, pilotada por el mítico editor Josep Toutain, trampolín para muchos jóvenes dibujantes de la época. Fue él quien le propuso debutar con sus primeras viñetas, pero no acabó de hallarse cómodo en sus intentos de dibujo realista en historias de aventuras y del Oeste, tan populares en aquellos años, y derivó hacia el humor gráfico. En ello fue esencial el consejo de otro gran dibujante, Gin (Jordi Ginés), quien le llevó por la vía del gag mudo. 

'Ot el bruixot', en 'Cavall Fort'.

'Ot el bruixot', en 'Cavall Fort'. / PICANYOL

Hasta finales de los años 60 colaboraría en 'Mata Ratos', ‘Diario de Barcelona’ o 'L'Infantil' (luego 'Tretzevents'). Así es como llegaría a ‘Cavall Fort’ en 1971, donde se haría popular su creación más icónica, ‘Ot, el bruixot’, una longeva serie, publicada en más de 20 países, que no dejaría de dibujar ininterrumpidamente hasta 2014, cuando, con 66 años, anunció que quería empezar a jubilarse.  

Justicia, generosidad, solidaridad

Picanyol imprimió una serie de valores a su personaje, que sería uno de los estandartes de ‘Cavall Fort’. Ot, vestido de negro, ‘predicaba’ justicia, generosidad, solidaridad… pero a la vez era capaz de gastar bromas al prójimo. Siempre chistes mudos, y de un humor ingenioso, transparente y blanco, gags bien resueltos de línea clara (influencia de su admirado Hergé, aunque su obra nada tenga que ver con Tintín), en blanco y negro, y en formato vertical, con un número variable de viñetas. En cada tira este brujo recurría a sus poderes mágicos para resolver las diversas peripecias cotidianas a las que se enfrenta. 

Ot no estaba solo. Picanyol lo rodeó de personajes como su mujer -Berta, con bastante mal genio y con la manía de perseguir al brujo con su escoba-, el búho –con sus grandes ojos siempre observando lo que le ocurre a Ot-, o el policía –figura que coarta y reprime las acciones del mago-

Nuevos formatos

Picanyol llevó el humor de Ot hacia nuevos formatos que mantuvieran la fidelidad del público infantil, como el de los videojuegos pedagógicos, que concretó en los ‘Otijocs’, de los que creó dibujo y guion. Las tiras del brujo también fueron reunidas en diversos recopilatorios (muchos en Norma Editorial). Paralelamente, el dibujante hizo incursiones en el semanario ‘Lecturas’, fue el único autor de la revista ‘Mussol’, dedicada a pasatiempos, que editaba también Norma y que tendría continuidad en publicaciones de Barcanova, La Galera y, hoy, Editorial El Pirata.

Viñeta de 'Ot, el bruixot'.

Viñeta de 'Ot, el bruixot'. / PICANYOL

Una década antes de jubilarse inició un giro hacia el catolicismo que le llevó a llevar dibujar en cómic una ‘Biblia dels nens’ (2011; publicada en una quincena de países), varias vidas de santos (San Francisco, Santa Clara, San Ignacio…), los Salmos, ‘Paràboles’ y ‘Miracles’, o a crear una ‘Biblia en Jocs’. Un formato este último, el del libro-juego, que también prodigó en títulos como ‘El gran llibre de les set diferències’ u otros ligados a Ot, algunos en ediciones bilingües en inglés. 

Crisis creativa

Entre 2005 y 2006, Picanyol tuvo un momento de crisis creativa. Fue cuando empezó a redactar su autobiografía, recordando experiencias de los años 50 ligadas a la pensión que su madre tenía en Moià y que publicó como ‘Històries d’una pensió’. También participó en proyectos televisivos en TV-3 (ilustrando temas de la música popular, como ‘Puff, el drac màgic’) y TVE-2.

Todo, siempre, como un hechizo de brujo bueno, con el mensaje claro y el humor blanco como ingredientes de entretenimiento y pedagogía con un objetivo: arrancara una sonrisa.