'Minari. Historia de mi familia': cuando Hollywood habla en coreano

El año pasado ‘Parásitos’ se convirtió en la sensación de la temporada. El cine coreano se puso de moda confirmando el músculo que su industria había demostrado en las últimas décadas a través de la proyección internacional de algunos directores autóctonos como Park Chan-wook, Kim Yee-woon o el propio Bong Joon-ho. Pero… ¿por qué tener que importar talento de otro país cuando Estados Unidos es uno de los mayores focos de migración de Corea del Sur? 

Es una de las claves que quizás nos ayuden a entender mejor el fenómeno que ha supuesto ‘Minari. Historia de mi familia’, cuarto largometraje de Lee Isaac Chung, un director ya nacido en Norteamérica después de que sus padres se trasladaran allí en busca de una vida mejor en los años 80, y que precisamente se centra en el choque entre el pasado (las raíces) y el futuro, unido a las dificultades que encierra ser extranjero en el país de las oportunidades. El resultado aúna, en ese sentido, una sensibilidad híbrida, a medio camino entre la asiática y la yanqui, entre la tradición de Yasujirō Ozu y los westerns de John Ford, hablada en coreano y filmada en paisajes del oeste rural americano. 

El protagonista de ‘Minari. Historia de una familia’ es un niño de siete años que se traslada a vivir a Arkansas con papa Jacob (Steven Yeun), mama Monica (Yeri Han) y su hermana mayor Anne (Noel Cho). Su padre trabajaba en un criadero de pollos en California, pero quería ser dueño de su propio negocio, soñaba con ser granjero y a pesar de las reticencias del resto, los arrastró a todos a un lugar que pondrá a prueba su resistencia como familia y como nuevos ciudadanos estadounidenses. 

“Hace un par de años mi hija cumplió la edad que yo tenía cuando nos mudamos a esa granja”, cuenta Lee Isaac Chung. “Fue entonces cuando empecé a ver el mundo a través de sus ojos. Me vi a mí mismo volviendo atrás en el tiempo, a las sensaciones que tenía en aquel momento y a la relación que mantenía con mi padre y la que yo había forjado con mi hija. Ese fue el momento en el que decidí que quería contar esa historia, mi historia”. 

El director ha definido la película como un conjunto de memorias visuales. Entre ellas, las peleas entre sus padres, la llegada de su abuela procedente de Corea que trajo consigo una hierba llamada 'minari', capaz de florecer en las peores condiciones y que termina convirtiéndose en la metáfora de la película. “Vino a América en el bolsillo de los inmigrantes. Muere en el primer año, prospera en el segundo y termina purificando todo lo que tiene a su alrededor”. 

‘Minari. Historia de mi familia’ se inserta dentro de los moldes del drama familiar costumbrista, mucho menos amable de lo que puede parecer a simple vista dado su halo un tanto poético nostálgico a la hora de plasmar los paisajes. “Concebir la película ha sido una especie de collage: de mi vida, de mis memorias, de las películas y libros que he leído. Por ejemplo, Chéjov. Me encanta la forma en la que usa los objetos en sus historias de manera alegórica, algo que está presente en la película. Y Rossellini, que tiene un estilo muy espiritual, pero sus personajes están muy anclados al suelo”, dice. 

La carrera de la película ha sido apoteósica. Comenzó su trayectoria en el pasado Sundance, donde se coronó como vencedora, acaba de ganar el Globo de Oro a la mejor película de habla no inglesa, seis nominaciones a los BAFTA y a los Independent Spirit Award, así como múltiples reconocimientos por parte de las diferentes asociaciones de críticos. Seguramente la veremos entre las nominadas a los Oscar.

“Es una película en realidad pequeña. La rodamos en solo 25 días. Pero había en el equipo un enorme hermanamiento. Queríamos transmitir el sentimiento de extrañeza en un país ajeno, las contradicciones que todo eso conlleva, cómo enfrentarse a las dificultades y vivirlas y sentirlas con tu familia”. En cierto sentido, ‘Minari’ también es un homenaje a su padre, a sus sueños y sus frustraciones, a su amor por películas como ‘Al este del Edén’ o ‘Gigante’. 

Suscríbete para seguir leyendo