Miniserie documental

¿Quién era Liz Carmichael, la insólita protagonista de 'The lady and the Dale'?

La miniserie documental, recién estrenada en HBO, recoge vida, auge y caída de una emprendedora y estafadadora trans que en los 70 puso en jaque a la industria americana de la automoción

Una imagen promocional de 'The lady and the Dale'.

Una imagen promocional de 'The lady and the Dale'. / HBO

Beatriz Martínez

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En los años 70, coincidiendo con la crisis del petróleo, surgió una mujer de la nada que aseguró que, con su nuevo invento (un futurista coche de tres ruedas y bajos consumos) iba a convertirse en líder del sector automovilístico por encima de los tres grandes fabricantes del momento, General Motors, Ford Motor Company y ,Fiat ChryslerAutomobiles US. Se hacía llamar Liz Carmichael y parecía dispuesta a comerse el mundo, precisamente en un momento en el que había explotado la segunda ola de reivindicación feminista. ¿Podía una mujer desafiar el sistema establecido y luchar contra el emporio automotriz eminentemente masculino? Pero, más importante, ¿quién era realmente Liz Carmichael? 

Es lo que intenta dilucidar la nueva miniserie documental de cuatro episodios de HBO ‘The lady and the Dale’, dirigida por Nick Cammilleri y Zackary Drucker y producida por los hermanos Duplass, que también estuvieron detrás de otro exitoso true crime como ‘Wild Wild Country’. Estrenada el pasado lunes en la plataforma, están disponibles por ahora los dos primeros episodios.

Fotograma de la serie 'The lady and the Dale'.

Fotograma de la serie 'The lady and the Dale'. / HBO

¿Una pionera? ¿Una estafadora? ¿Una víctima de la perversión del sueño americano? Puede que todo ello junto. Elizabeth Carmichael nació como Jerry Dean Michael. A los 40 años le dijo a su esposa y a sus hijos que se sentía mujer y comenzó su transición, ella sola. Muchos creyeron que lo hacía para esconderse. A sus espaldas dejaba tres matrimonios, cada uno con sus respectivos hijos a los que no volvió a ver nunca más, y toda una red de chanchullos y estafas a mayor o menor escala que incluso lo relacionaron con la mafia. 

Jerry era un experto en cambiar de identidad, lo había hecho en numerosas ocasiones para escapar de la justicia, pero en esta ocasión su transformación tenía que ver con algo más profundo que siempre había llevado dentro. Y tuvo la valentía de hacer el cambio por sí misma con la ayuda y comprensión de sus cinco hijos (que la llamaban mamá) y su esposa, que le enseñó a maquillarse y a vestirse.  

Fotograma de la serie 'The lady and the Dale'.

Fotograma de la serie 'The lady and the Dale'. / HBO

Cammulleri y Drucker se obsesionaron con esta historia que parecía haberse borrado de la crónica estadounidense a pesar del impacto que tuvo en su momento. Así que estuvieron detrás de la familia Carmichael hasta que parte de su entorno accedió a sentarse delante de sus cámaras para ir desvelando la compleja personalidad de Liz. 

Ella quería convertirse en una heroína americana. Eligió su nombre en homenaje a Elizabeth Taylor, a la que consideraba un símbolo de lo femenino, capaz de utilizar sus armas de mujer para conseguir fama, dinero y tener a todos embelesados a su alrededor. A ella se le daba bien embaucar, consiguió poner en marcha todo el proyecto del coche ‘The Dale’ sin tener ni idea de automoción y creo una empresa, la Twentieth Century Motor Car Corporation en la que incluso involucró a un ingeniero de la NASA. 

Fotograma de la serie 'The lady and the Dale'.

Fotograma de la serie 'The lady and the Dale'. / HBO

‘The Lady and the dale’ es un apasionante documento en clave biográfica en el que se mezcla el cine de espías, de estafas, de mafiosos, y que además analiza el poder de manipulación de los medios de comunicación, del odio tránsfobo y se adentra en las políticas transgénero en un momento de profunda estigmatización por parte de la sociedad. ¿Fue también Liz Carmachael una precursora 'queer'? Sin duda. Como ella misma decía: “Yo soy más lista que los hombres, hablo más, mejor y digo las mismas palabrotas”. 

Cuando se destapó que Elizabeth había nacido hombre, la opinión pública, que tanto la adoraba, se revolvió contra ella de manera furibunda. Ese sería el principio del fin de una mujer que intentó reinventarse constantemente, que tuvo sus luces y sus sombras, que utilizó la picaresca y el engaño para sobrevivir en un país repleto de hipocresía que lo mismo elevaba a los altares a alguien que lo hundía en la miseria a causa de prejuicios discriminatorios. 

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