Crítica de cine

'La excavación': trascendencia embarrada

La película ondea algunas ideas ambiciosas pero su obsesión por el decoro la hace mostrarse tan emocionalmente reprimida como sus personajes

"Estrenos de la semana" La excavación

Tráiler de 'La excavación'. /

Nando Salvà

Nando Salvà

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Dado que la arqueología es una forma de mirar al ayer para entender el hoy y el mañana, es lógico que 'La excavación' -que recrea un importante hallazgo de restos enterrados en la Inglaterra rural en los albores de la Segunda Guerra Mundial- intente reflexionar sobre cómo lidiamos con la idea del tiempo, la dudosa fiabilidad de la Historia y la fragilidad de la existencia humana. Y para ello se centra en dos personas que s desempeñaron papeles cruciales en aquel evento: la viuda en cuya casa tuvo lugar el descubrimiento de los restos (Carey Mulligan), y el hombre que fue contratado para sacarlos a la luz y a punto estuvo de ser borrado de los anales (Ralph Fiennes).

La película ondea algunas ideas ambiciosas -por qué importa exhumar el pasado aun cuando el futuro es incierto, por qué vivir a fondo el presente es esencial para alcanzar la posteridad- y transcurre convencida de su propia trascendencia, como dejan claro su tono etéreo, sus diálogos solemnes, su cinematografía amanerada y su autoconsciente contención dramática.

Pero la vaguedad en el trazo de los personajes y algunas subtramas que irrumpen repentinas e injustificadas le impiden alcanzar la significancia pretendida, y su obsesión por el decoro la hace mostrarse tan emocionalmente reprimida como sus personajes.