Crítica de cine

'Más allá de las palabras': reflexiones de cuello blanco

Ursula Antoniak se ocupa de los llamados inmigrantes invisibles pero nada ayuda a sus planteamientos una afectación formal que roza lo paródico

Estrenos de la semana. Tráiler de 'Más allá de las palabras'

Estrenos de la semana. Tráiler de 'Más allá de las palabras'. /

Nando Salvà

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La nueva película de Ursula Antoniak, 'Más allá de las palabras', se ocupa de los llamados inmigrantes invisibles, aquellos no inmediatamente identificables como ‘outsiders’ pero aun así susceptibles de tener dificultades para sentirse aceptados. En concreto, pone el foco en un abogado obsesionado por parecer alemán y avergonzado por sus raíces polacas que, de repente, se ve obligado a enfrentarse a ellas cuando su progenitor reaparece de forma inesperada en su vida.

A partir de esa premisa, Antoniak trata de explorar las dificultades que heredar o forjar una identidad conlleva, argumentar que nuestros orígenes no definen por completo nuestras vidas y plantear interesantes cuestiones sobre la inclusión y la exclusión y hasta sobre la esencia del nacionalismo actual. Si no lo logra es en buena medida porque la relación entre padre e hijo carece de fuerza emocional, y porque las motivaciones de ambos permanecen inescrutables y no especialmente creíbles. A todo ello contribuyen una afectación formal que roza lo paródico y el tipo de diálogos que convierten a los personajes en símbolos y metáforas andantes de las tensiones raciales que asolan Europa. Y, en ese sentido, resulta cuestionable que todas las minorías étnicas que aparecen en la película funcionen exclusivamente como accesorios con los que subrayar la crisis de su blanquísimo protagonista.