Crítica de cine

'El deseo de Robin': los últimos días de un genio del humor

Es un documental honesto, que se ve casi con un nudo en la garganta y con la emoción de haber podido disfrutar de la magia de Robin Williams

Estrenos de la semana. Tráiler de 'El deseo de Robin'

Estrenos de la semana. Tráiler de 'El deseo de Robin'. /

Beatriz Martínez

Beatriz Martínez

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Han pasado casi seis años desde que nos dejó Robin Williams. Se especuló mucho sobre los motivos de su suicidio, y seguramente buena parte de la opinión pública siga pensando que fue a causa de las drogas o de una depresión, pero en realidad fue víctima de una enfermedad neurodegenerativa que básicamente le estaba destruyendo el cerebro por dentro.

Quizás por eso, este documental intenta dejar las cosas claras al respecto narrando cómo fueron los últimos dos años en la vida de actor, desde que empezó a sentirse extraño y cada vez más inseguro y desorientado, hasta su muerte sin que llegara a saber qué le estaba ocurriendo realmente. Esa cosa tan terrible de dejar de ser uno mismo y no reconocerte nunca más.

Su esposa Susan es la encargada de vertebrar este homenaje que nos muestra otra cara del actor, el entusiasmo por su trabajo, su entrega y también su solidaridad con los demás. Se repasan algunos de sus papeles míticos al mismo tiempo que nos descubre a un hombre que dedicó su vida a hacer reír porque creía que esa era la mejor terapia para alejarnos de los miedos.

Se echa en falta la aparición de sus hijos, de más miembros de una industria para la que trabajó sin descanso. Pero, en cualquier caso, es un documental honesto, que se ve casi con un nudo en la garganta y con la emoción de haber podido disfrutar de la magia de un genio.