Crítica de cine

'Salvaje': otro día de furia

El Russell Crowe de ‘Salvaje’ parece más un asesino sicótico que un ciudadano airado y eso conduce a la película de Derrick Borte hacía el terreno del 'thriller' sicológico, pero sin demasiada sicología

Estreno de la semana. Salvaje

Estrenos de la semana. Tráiler de 'Salvaje'. /

Quim Casas

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En su momento fue bastante vilipendiada por cuestiones más ideológicas que otra cosa, pero ‘Un día de furia’, realizada por Joel Schumacher y protagonizada por Michael Douglas en el papel de un ciudadano medio que estalla contra todo y contra todos, se ha convertido casi en una película de culto. Han pasado ya casi dos décadas desde su estreno y ahora, en versión bastante más rupestre y efectista, llega un filme ungido de aquel, ‘Salvaje’.

Su protagonista, encarnado por un grueso y desarbolado Russell Crowe, también estalla contra el mundo que conoce. Odia a su exesposa, a sus vecinos, a cualquiera que se cruce delante de él. Y actúa de una forma salvajemente violenta, como el hombre de un tiempo remoto. Como muestra, la secuencia de apertura, en la que los blancos humanos son su antigua mujer y la nueva pareja de este. El Michael Douglas de ‘Un día de furia’ se cansaba de todo y acababa recurriendo a la violencia cuando se convertía irremediablemente en un juguete roto. El Russell Crowe de ‘Salvaje’ parece más un asesino sicótico que un ciudadano airado.

Esa es la principal diferencia, y lo que conduce a la película realizada por Derrick Borte hacía el terreno del 'thriller' sicológico, pero sin demasiada sicología. El obtuso protagonista se enfada con una joven –también separada y superada por las circunstancias– porque esta no le pide perdón tras estar a punto de chocar con su camioneta durante un monumental atasco. Y aquí empieza el lío, llevado al terreno de una serie B criminal y demencial con más violencia epidérmica –y un tanto gratuita– que tensión de verdad.