CRÍTICA MÚSICA CLÁSICA

El Palau celebró a Beethoven de la mano de Valentina Lisitsa

La pianista ucraniana, que salto a la fama por sus vídeos en You Tube, ofreció un recital con algunas de las sonatas más emblemáticas del compositor

17 12 2020 icult  Valentina Lisitsa en el Palau de la Musica

17 12 2020 icult Valentina Lisitsa en el Palau de la Musica

Pablo Meléndez-Haddad

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 Con la pandemia de por medio, pocas han sido las instituciones a nivel internacional que pudieron celebrar como se merecía el 250º aniversario del nacimiento de Ludwig van Beethoven el pasado 16 de diciembre. El Palau de la Música Catalana apostó por un recital de piano, instrumento del cual el genio de Bonn supo sacar todo su potencial.

Para la celebración se contó con una intérprete que hasta hace poco no se había consagrado en los grandes escenarios, sino en redes sociales. Valentina Lisitsa saltó a la fama gracias a YouTube, plataforma en la que durante una década ha ido subiendo interpretaciones, algunas superando los 50 millones de reproducciones. Con uno de estos ‘hits’, precisamente de Beethoven, la ‘Sonata para piano Nº 14 en Do sostenido menor, Op. 27, Nº2, Claro de luna’, comenzó el programa en un Palau que agotó el papel de su restringido aforo para celebrar a uno de los músicos más influyentes de todos los tiempos (el recital también se retransmitió gratis por ‘streaming’).

La pianista ucraniana demostró una exquisita sensibilidad y una gran destreza técnica y expresiva, con una digitación limpia, contrastada, flexible y que sabe resaltar las voces adecuadamente, algo especialmente complejo en las obras escogidas. Su actuación fue un verdadero ‘tour de force’ consumado con brillantez.

La ‘Claro de luna’, con sus dos primeros movimientos expuestos con ‘tempi’ especialmente lentos y sentidos para contrastar con un ‘Presto agitato’ de gran carácter y velocidad adecuada, se ofreció como regalo, ya que en principio el programa anunciaba otras cuatro sonatas, a las que se sumó esta popular pieza.

La ‘Sonata Nº 15, en Re Mayor, Op. 28, Pastoral’, contemporánea de la anterior, resultó más equilibrada en su conjunto, un canto a la naturaleza cuyo ‘Allegro’ mostró frescura al inicio y más profundidad en su desarrollo. El ‘Rondó’ final fue coronado con virtuosismo y pasión, características comunes vistas en la popular ‘Sonata núm. 17, en Re menor, Op. 31 núm. 2, La Tempestad’, plena de contrastes, siempre subrayando las voces. Después de una electrizante ‘Sonata Nº 21 en Do Mayor, Op. 53, Waldstein’ –de las más difíciles del repertorio–, el recital culminó con una impecable y ovacionada ‘Appassionata’, la ‘Sonata Nº 23, en Fa menor, Op. 57’, servida con grandes medios expresivos.