Drama noir

'Nieva en Benidorm': la virtud de la extrañeza

Isabel Coixet nos sumerge en un universo en el que lo anómalo, la imperfección, se convierten en protagonistas de la función

Estrenos de la semana. Tráiler de 'Nieva en Benidorm'

Estrenos de la semana. Tráiler de 'Nieva en Benidorm'. /

Beatriz Martínez

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‘Nieva en Benidorm’ probablemente sea la película más enigmática que ha hecho Isabel Coixet. Puede que no sea perfecta, pero tampoco le hace ninguna falta porque lo importante es perderse en ella y dejarse llevar por los misterios que esconden sus recovecos. Tiene una cualidad que pocas veces se alcanza, la de causar verdadera sensación de extrañeza. Lo hace desde el propio título en forma de oxímoron, pero va mucho más allá.

La directora nos sumerge en un universo en el que lo anómalo, la imperfección, se convierten en protagonistas de la función. ¿Hay algo más marciano que Benidorm? Como ella misma ha dicho, la ciudad parece sacada de una novela de J. G. Ballard, y no es casual que el escritor se enamorara de esa zona levantina. Coixet intenta trasladar esa idiosincrasia repleta de singularidades al corazón de una historia que utiliza la decadencia para hablar de la pureza y lo grotesco para representar la fragilidad del ser humano.

Sus personajes son seres heridos. Ella (Sarita Choudhury) ha vivido mucho, él (Timothy Spall), nada. Son como un anticiclón y una borrasca, pero en el fondo a los dos les falta afecto y ternura en sus vidas. ‘Nieva en Benidorm’ es un drama romántico en la edad madura, pero sus entrañas se tiñen de noir. Pero no un noir cualquiera, un noir en Benidorm, con carniceros mafiosos o espectáculos de bailarinas vaginales. Y así, como por arte de magia, lo que siempre habíamos considerado chabacano u hortera, se convierte en belleza herida y poesía crepuscular.