Crítica de 'Los llanos': contemplación del paisaje

Federico Falco (Córdoba, Argentina, 1977) fue seleccionado por la prestigiosa revista 'Granta' en 2010 como uno de los mejores narradores jóvenes y es autor de tres libros de cuentos y una novela breve a modo de novela de aprendizaje publicada en 2011, 'Cielos de Córdoba', reeditada ahora por la editorial Las Afueras. Con 'Los llanos' ha conseguido ser finalista del Premio Herralde de Novela.

Es este un texto singular -espinoso llamarle novela- por donde apenas discurre trama alguna, casi un esbozo de apuntes de ficción escrito desde el subsuelo, una suerte de épica lenta contada desde el campo, en puro discurrir líquido de lo efímero, de lo fugitivo y fugaz que se dice aquí autobiográficamente como si quisiera ser la historia de un personaje en busca del tiempo perdido y encontrado en la "horizontalidad" de la pampa que "también es el vacío de altura". Que la anécdota sea el regreso a casa del narrador provocado por la ruptura emocional con Ciro es solo el punto de partida de una escritura que elude todo lo que importa de una narración para preguntarse obsesivamente "un cuerpo apenado, ¿cómo se escribe?"

Entienda como quiera el lector la brevedad lírica y la sutileza de la miríada de momentos ligados a las estaciones, a los animales, a los árboles, a las flores, a los olores o al trabajo del campo y del alfarero que busca modelar la vasija del mismo modo que un narrador imponente trata de domeñar la máquina de la ficción que provoca una y otra vez reflexiones de un enorme calado teórico: "Armé una huerta para llenar el vacío… El tiempo sin narrativa, sin historias. El tiempo del llano". Un libro que impone, como el buen poema, la relectura.