CRÍTICA DE CINE
'Un diván en Túnez': psicoanálisis tunecino
El filme muestra el choque cultural que supone el retorno a Túnez, a un mundo demasiado cerrado en sí mismo, de una joven educada y cultivada en Europa
Quim Casas
Periodista y crítico de cine
Profesor de Comunicación Audiovisual en Universidad Pompeu Fabra y docente en ESCAC, FX, Cátedra de Cine de Valladolid y Museu del Cinema de Girona. Autor de diversos libros sobre David Lynch, David Cronenberg, Jim Jarmusch, Fritz Lang, John Ford y Clint Eastwood. Miembro del Comité de Selección del Festival de Cine de San Sebastián.
Quim Casas
Conocida también como 'Arab blues', 'Un diván en Túnez' propone en clave de comedia más o menos costumbrista una historia de reintegración y superación. Su protagonista es Selma, una joven tunecina que, tras varios fracasos personales y laborales en París, decide regresar a su país de origen y establecer una peculiar consulta de psicoanálisis en un cuarto situado en el tejado de casa de sus tíos.
Contra todo pronóstico, y gracias a la ayuda también peculiar de una peluquera, Selma acaba gozando de una generosa clientela, la mayoría con problemáticas nada clásicas, cuando no delirantes. Pero tiene que enfrentarse también con la burocracia. Hasta que no consiga el certificado que acredita que puede realizar la consulta, la joven juega al gato y al ratón con un inspector de policía por el que siente una mezcla de atracción y rechazo.
La película araña la superficie de los conflictos que plantea, desde la idea de la mujer independiente en una sociedad conservadora y machista -pese a que el relato acontece poco después de las revueltas de la Primavera Árabe y el consiguiente proceso de liberalización- hasta los laberintos de la burocrática administración pública y la corrupción policial, pasando por el choque cultural que supone el retorno a Túnez, a un mundo demasiado cerrado en sí mismo, de una joven educada y cultivada en Europa. Todo ello en clave de comedia a veces quizá demasiado ligera. 'Un diván en Túnez', que supone el debut en la dirección de la franco-tunecina Manele Labidi, horada la realidad tomando una distancia cómica, lo que no impide, en todo caso, el retrato más introspectivo y crítico de algunas de las problemáticas a las que se enfrenta su protagonista, posiblemente las mismas que ha experimentando la realizadora.
El personaje de Selma está interpretado por Golshifteh Farahani, excelente actriz iraní que se reencuentra con un cierto cine popular entroncado con sus raíces culturales, después de haber sido en los últimos años musa del cine de autor e independiente, con títulos como 'Pollo con ciruelas', 'Edén: Lost in music', 'Shelter' y 'Paterson', y de probar fortuna en Hollywood con una de las entregas de la saga de 'Piratas del Caribe'.
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