CRÍTICA

'Un plan irresistible': Balas de fogueo

Una comedia política increíblemente blanda protagonizada por el otrora incisivo Steve Carell

Tráiler de la película "Un plan irresistible"

Tráiler de la película "Un plan irresistible" / periodico

Nando Salvà

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A juzgar por su forma de reírse del sistema político estadounidense, uno diría que ‘Un plan irresistible’ ha sido dirigida por alguien que empezó a informarse del asunto hace unos meses y no por el cómico que pasó 16 años al frente del programa satírico más incisivo de la televisión norteamericana en este siglo, ‘The Daily Show’. Con el fin de criticar la maquinaria financiera y mediática que vehicula las campañas electorales, y que sirve para fomentar la polarización y reducir a la ciudadanía a la condición de mero dato estadístico -es decir, nada sobre lo que los canales de noticias del país no debatan a diario-, Jon Stewart recurre a un humor sorprendentemente blando, al disparo contra los blancos más fáciles y a una colección de clichés que impiden a algunos personajes exhibir personalidades distintivas y convierten a otros en meras caricaturas.      

Teniendo todo eso en cuenta, no sorprende que el mensaje de ‘Un plan irresistible’ resulte ser tan simplón. Para Stewart, el gran problema que azota la política estadounidense no es ni más ni menos que el dinero, y por eso no se toma la molestia de reflexionar sobre factores como la desastrosa incompetencia de algunos de sus líderes o el modo en que el discurso electoral nutre el racismo y el fanatismo religiosos enquistados en la sociedad del país.