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La exposición dedicada a Lluís Llach se prorroga con nuevas medidas

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Eduardo de Vicente

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Lluís Llach es uno de los artistas más importantes de nuestro “pais petit”. Su trayectoria de 50 años en el mundo de la música, su proyección internacional, su lucha y su compromiso le han convertido en un referente para mucha gente que creció cantando “Cal que neixin flors a cada instant”, viajó con él a Ítaca y salió a la calle con L’estaca. Ahora podemos repasar su carrera a través de una original y apasionante exposición que ha organizado su amigo, socio y cómplice Lluís Danés y que puede disfrutarse en el Centre D’Arts Santa Mònica. La muestra debía acabar en abril pero se ha prorrogado  hasta el 27 de septiembre adoptando nuevas medidas adaptadas a la situación. El aforo máximo ahora es de 24 personas y se ha diseñado un itinerario para que el visitante siga un camino con el fin de mantener la distancia. La peor noticia es que se ha clausurado la interesante actividad de realidad virtual que acompañaba esta muestra, pero aún quedan muchos atractivos...

Su título no puede ser más acertado, Com un arbre nu, porque eso es, precisamente, lo que intenta esta muestra, desnudarlo en sus múltiples facetas y enseñárnoslo tal cual es. La exposición, iniciativa del Grup Enderrock, pretende ser una mirada artística y multisensorial a través de los paisajes personales de este músico polifacético dividida en siete espacios, cada uno con el título de una de sus canciones. Los reconoceremos fácilmente porque, en la entrada de cada uno de ellos, se ha instalado un árbol pintado de blanco que hace una breve introducción de cada apartado.

Sus álbumes y su público

Empezamos por Jo hi soc si tu vols ser-hi, en una rampa donde se exponen todas las portadas de sus discos: bandas sonoras (Salvador La forja de un rebelde), conciertos en directo (el grabado en el Olympia parisino, Gener del 76 o el mítico Camp del Barça de julio de 1985), y colaboraciones (Junts, con Josep Carreras, o Abril 04 junto a Pascal Comelade) y, claro, los clásicos (I si canto trist, Viatge a Ítaca, Campanades a morts o, por supuesto, Com un arbre nu). Paralelamente, en una pantalla se proyectan diversos detalles de estos trabajos como las contraportadas o fotos interiores.

Amor particular no era un tema que dedicaba al amor romántico, sino a su devoción por su público que ha seguido su carrera durante tantas décadas. Su relación con el mismo se aborda en este espacio donde hay cinco pirulís con los carteles de sus conciertos, cada uno de ellos con un objeto escondido bien sean unas velas, un búho o una gorra del FC Barcelona. Igualmente se proyectan imágenes de sus conciertos y entrevistas con otros músicos, escritores, su mejor imitador (el polaco Manel Lucas) o simples fans del cantante.

Sus grandes éxitos y 'L'estaca'

En los laterales de la sala Max Cahner hay diversos plafones con fotos suyas acompañadas de algunas frases que ha pronunciado y que le definen. Y, en el centro, una estructura gigante (Alé) que pretende ser una especie de caja de música. Los visitantes, de pie, pueden escuchar algunos fragmentos de sus canciones durante unos 10 minutos bajo un cielo estrellado y mientras se proyectan objetos relacionados con las mismas desde Que tinguem sort (representada por unos relojes), Un núvol blanc (una nube blanca, evidente) o una guitarra para recordar Laura, el tema que dedicó a su guitarrista durante tantos años, Laura Aymerich.

Su pieza más emblemática es, sin duda, L’estaca. Para descubrirlo deberemos entrar en una pequeña sala que abre una figura, a tamaño natural, de l’avi Siset y conocemos algún detalle de su vida. Una vez en el interior encontraremos una habitación pintada de naranja, con espejos y el piano del Mas del Pi, donde la compuso, la partitura y un taburete. Aquí había una decena de auriculares para escuchar las distintas versiones que se han hecho de esta canción: en occitano, euskera, francés, polaco, griego, alemán, castellano, inglés o ruso e incluso adaptaciones en tono de punk cubano o la realizada por el músico Jean Michel Jarre. Ahora tendremos que conformarnos con leer los textos que nos las explican.

Poetas y otros personajes clave

El Café Antic pretende rendir homenaje a todos aquellos poetas que influyeron en su obra. Recrea un bar del Priorat convertido en refugio de artistas. Sillas de madera y mesas de mármol en las que se reproducen algunos de sus versos. Miquel Martí i Pol, Joan Fuster, Joan Salvat Papasseit, Joan Oliver, Kavafis o Josep Maria de Sagarra, entre otros, son algunos de los poetas que aparecen como fuente de inspiración de Llach.

Sobre este mismo tema versa Viatge a Ítaca, compuesto por una serie de maletas que representan a personajes que han tenido una gran trascendencia en su vida, con una frase al respecto: relacionados con el mundo de la política (el Che Guevara, Salvador Puig Antich), escritores (Maria Aurelia Capmany o Josep Maria Espinás), cantantes franceses (Jacques Brel o Edith Piaf) o colaboradores músicos (Francesc Burrull, Carles Cases o Laura Aymerich). La más curiosa es la dedicada a Pep Guardiola y explica la anécdota de que, cuando conoció al exentrenador del Barcelona, éste le pidió un favor. Llach esperaba que le solicitara una canción o algo similar, pero el deportista lo que quería era que le presentara al poeta Martí i Pol.

Más allá del músico

La muestra acaba con Rar, que da a conocer las otras facetas de este prolífico artista en diversas disciplinas: el vestuario de Un pont de mar blava, la maqueta, un divertido sombrero de copa o un triciclo del espectáculo Tranuites Circus, dirigido por Danés, sus composiciones para películas como El río que nos lleva o la italiana El ladrón de niños, ejemplares de los libros que ha escrito o la sesión de fotos para la portada de este disco. Una completa exposición para evocar al meu amic, el Llach.