DISCO DE LA SEMANA

The Stooges, eterna belleza salvaje

Ve la luz, 50 años después, un concierto mítico de la banda de Iggy Pop, el último de su formación más clásica

The Stooges

The Stooges

Jordi Bianciotto

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Cuando alguien nos pregunte por qué el rock’n’roll fue una vez un vehículo molesto, insalubre y peligroso, la respuesta más rotunda bien puede estar en cualquiera de los tres álbumes que The Stooges grabaron entre 1969 y 1973. O mejor todavía, en un disco en directo como este, que captura el glorioso concierto que esta banda pendenciera ofreció el 8 de agosto de 1970 en el Goose Lake International Music Festival, no muy lejos de Ann Arbor, localidad de los suburbios de Detroit en la que creció su cantante, Iggy Pop.

Tremendo aquelarre, ante más de 200.000 personas, con héroes locales como Bob Seger, MC5 y Mitch Ryder, además de The Faces, Ten Years After y Chicago, entre otros. Jornada para el recuerdo de la que ahora, festejando su 50º aniversario, ve la luz su episodio quizá más salvaje, una grabación de culto con el último bolo de la formación más clásica de The Stooges. Es decir, que junto a Iggy, tenemos la guitarra carnicera de Ron Asheton, las baquetas en trance de su hermano Scott y el bajo catatónico de Dave Alexander (que tras ese show fue despedido por la Iguana, alegando que había actuado bajo los efectos de una notable curda). A este cuarteto se sumó el saxo de Steve Mackay, que suministró en aquella época un toque de free jazz extremo a la complexión garajera del combo. Hagamos notar que, de esa formación, solo Iggy Pop sigue vivo.

Jack White al rescate

‘Live at Goose Lake’ ve la luz por obra y gracia de Third Man Records, sello fundado por Jack White (The White Stripes), que es tan fan de la banda como en su tiempo David Bowie. Artefacto que sale de unas cintas restauradas por su cómplice de diversas aventuras Vance Powell. La mayoría de discos en directo de la era clásica de The Stooges corresponden a su etapa final, 1973-74, como el notorio ‘Metallic K. O’ y tantos otros, así que esta operación rescate cobra un valor especial.

Hacía apenas un mes que se había publicado su segunda obra, ‘Fun house’, de la que sale todo el repertorio de este ‘live album’, pasado por las armas por el mismo orden con la excepción del arranque: ‘Loose’ desprecinta la sesión con un Asheton que ejecuta con la gracia del matarife de ‘La matanza de Texas’, desplazando a la segunda plaza a ‘Down on the street’, con un Iggy aprendiz de brujo y tocada por un chirriante solo con wah-wah. A partir de ahí, la joya de la corona, ‘TV eye’, y el descenso a la Cara B a través de la narcótica y perezosa ‘Dirt’, la estampida de búfalos de ‘1970 (I feel alright)’ y un ‘Fun house’ con vistas al futuro art-punk, camino de esa pira purificadora llamada ‘L. A. blues’. The Stooges, antes de ser Iggy & The Stooges, con toda su belleza indomable e hiperexpresiva, marcando el rumbo a las tendencias encaminadas a salvar el rock’n’roll.