CRÓNICA DE MÚSICA

El Quartet Gerhard triunfa en el Palau

El conjunto catalán celebra sus 10 años con un recital cargado de emoción

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Pablo Meléndez-Haddad

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El Quartet Gerhard cumplía en marzo una década de carrera cuya conmemoración incluía una velada en el ciclo ‘Estiu al Palau’ del Palau de la Música Catalana, cita que no podía faltar en esta fiesta al tratarse de un escenario que está muy unido a la trayectoria del conjunto. Conformado por los violinistas Lluís Castán y Judit Bardolet, por el violista Miquel Jordà y por Jesús Miralles en el violonchelo, los cuatro artistas demostraron madurez y un trabajo plenamente consolidado ante un programa que constituía todo un reto interpretativo: el imposible 'Cuarteto de cuerda N° 2' de Gerhard y la última de las obras de este género concebidas por Schubert, el monumental 'Cuarteto N° 15, D887 en Sol Mayor'.

Gerhard, con su segundo cuarteto, dio un paso de gigante dentro de la literatura para este tipo de formación camerística. Compuesto un año después de acogerse a la ciudadanía británica, en siete fragmentos de casi dos minutos cada uno incorpora el legado de la Segunda Escuela de Viena con su especial concepción contrapuntística, terrible de afinación y de ritmo. Es una pena que no se interprete más, por eso fue todo un acierto que se incluyera en este recital, escuchándose muy bien asimilado por unos intérpretes devotos de la obra.

Lectura electrizante

El último cuarteto de Schubert es un edificio que puede llegar a durar casi una hora y, aunque menos popular que el anterior escrito por Schubert –conocido como 'La muerte y la doncella'– es una obra capital del género, del cual el Quartet Gerhard realizó una lectura electrizante, enfatizando siempre la exposición de la melodía con respiraciones pausadas, atentos a los cambios de ritmo y de carácter. Hubo elegancia en ese fraseo matizado y con un amplio contraste en las dinámicas que denotó una acción de conjunto y una buena comunicación interna ya desde el primer movimiento. El precioso ‘Andante un poco moto’ se expuso sin exagerar ni subrayar demasiado lo dramático en una ejecución de gran delicadeza y refinamiento que cautivó a un público atento y entregado.