TÓMATELO EN SERIE

'P-Valley', 'strippers' del sur estadounidense

Hablamos con la premiada dramaturga al cargo de la serie 'P-Valley', drama atmosférico situado en un 'strip club' del Mississippi rural

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Juan Manuel Freire

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La dramaturga Katori Hall ganó un premio Laurence Olivier en el 2010 por 'La cima de la montaña', obra sobre la última noche de Martin Luther King. Cinco años después, con la obra 'Pussy Valley', arrojaba luz sobre gente de la que menos gente quiere hablar: el gremio de las 'strippers', personajes bastante habituales en cine o televisión, pero a las que apenas se ceden líneas de guion. Lo que empezó como obra teatral es ahora una serie, estreno importante de Starzplay el domingo, día 12.

El título se ha censurado, ahora es 'P-Valley', pero la serie irradia honestidad y verdad. Es la crónica, a la vez naturalista y atmosférica, de las vidas de varias strippers de un club del Mississippi rural: la lucha de estas mujeres por encontrar una vida mejor en un entorno asediado por la pobreza, el machismo y el racismo. "Siempre me ha molestado la falta de interés por las 'strippers'", me comenta Hall a través de videoconferencia. "Mucha gente actúa como si no existieran, como si no fueran personas. Es un gremio estigmatizado. En las historias del cine o televisión, no se les permite ser personajes complicados, matizados".

La reciente 'Estafadoras de Wall Street' es una excepción a la regla, como en los noventa lo fue 'El club de las strippers'. "Mi serie está en conversación con esos ejemplos", dice Hall. "Todos hemos tratado de articular ese mundo y mostrar cómo funciona su economía. La diferencia es que, en una serie, tienes más tiempo para explorar ese mundo". Tiempo que Hall invierte en tocar en profundidad diversos temas de, así es, micro y macroeconomía, maternidad o sororidad.

Supervientes y atletas

Las mujeres que en otras series habrían sido atrezo son, en la mirada de Hall y sus guionistas, personajes tridimensionales. Como la misteriosa y vulnerable Autumn (Elarica Johnson), nuestra cicerone en los vericuetos del club The Pynk; la veterana y experta bailarina Mercedes (Brandee Evans), enfrentada a una madre religiosa que se aprovecha de su dinero al tiempo que la castiga moralmente, o Keyshawn (Shannon Thornton), una mujer literalmente marcada por la violencia masculina. Como en la obra original, Nicco Annan es el dueño del club, el Tío Clifford, negro, 'queer' y no binario.

El naturalismo cede paso a la casi fantasía en alucinantes escenas de 'pole dancing', más que un baile, un deporte olímpico. "¡Es un deporte!", afirma Hall. "Y especialmente cruento. Requiere poder, flexibilidad, técnica… Hablamos de mujeres que escalan por un palo de nueve metros y caen graciosamente por él boca abajo. En la serie lo observamos como un deporte liberador".

Tener solo a mujeres en la dirección ha servido para no caer en una mirada simplemente lasciva. "El fichaje de directores fue sencillo. Simplemente, iban pasando y yo les pedía que me dieran una definición de la mirada femenina. Los hombres no solían tener una respuesta. Las mujeres, en cambio, habían reflexionado sobre ello”. El primer episodio ha corrido a cargo de Karena Evans, la directora revelada con el vídeo del 'God's plan' de Drake. "Ella viene del mundo del hip hop, donde la mujer no siempre ha estado valorada. Y ha logrado cambiar ese mundo con sus vídeos". Recordemos otra de sus piezas para Drake, 'Nice for what', toda una contagiosa celebración del poder femenino.

Le pregunto a Hall sobre sus series favoritas, o alguna que le hubiera servido para encontrar esa mezcla del realismo con el casi onirismo. Le digo que, a veces, 'P-Valley' me hizo pensar en 'Atlanta'. "¡Y esa es mi serie favorita!", exclama. "Pero la verdad es que mientras hacía mi serie no pensaba en otras series. Pensaba, sobre todo, en la vida".