CRÓNICA DE MÚSICA

Muchachito, bailar sentados es bailar

El músico de Santa Coloma logró crear un ambiente de cercanía, calidez y civilizado desenfreno a golpe de rumba y bombo en el Cruïlla XXS, en un Poble Espanyol con el aforo reducido de 5.000 a 400 asistentes

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Jordi Bianciotto

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El mejor perfil posible de los conciertos de 'nueva normalidad' lo dio este viernes el señor Jairo Pereira en el Poble Espanyol, pasando por encima de las distancias y operando como si aquello fuera un anexo de la terraza del barrio. "¡Bravas para todos!", gritaba entre canción y canción, con el pie derecho pegado al bombo y sacando humo de ese repertorio que tritura rumba, blues, swing, reggae, música disco y lo que le echen, con la desescalada por montera y los ojos de la clientela haciendo chiribitas.

Muchachito volvió a la ciudad tras un largo período en el que le habíamos perdido la pista. Esa era su precisa intención, dado el régimen de caravana, carretera y manta al que se ha abocado en los últimos años, poniendo tierra de por medio con el 'show business'. Muchachito fresco y rampante, bien secundado por su socia Flor Inza, a las percusiones y voces, y entrando en tromba con 'Cuestión de suerte', ese resumen de su filosofía, en el que, como Los Suaves, canta desenfrenadamente a esa vida que le va a matar.

La rumba que prende

El Poble Espanyol lucía bonito y acogedor, con esa pérgola envuelta en vegetación que le ha plantado el Cruïlla XXS y las mesitas para parejas y pequeños grupos, y el ritmo se fue propagando de silla a silla a golpe de 'Si tú si yo, sí, no' y 'Me tienes frito', pellizcos de aquel sonado álbum de debut del 2005 que fue 'Vamos que nos vamos'. Rumba que retumba, ante la cual era difícil mantener quietos los pies. Todos, más o menos, "bailando sentados", como hizo notar Flor. Y los primeros amagos de alzarse con 'Caraguapa'. Un señor de la seguridad se acercó ahí a una cuadrilla que procedía a danzar alegremente para pedir contención: bailar, de acuerdo, pero no se vayan ustedes a mezclar demasiado.

Jairo, notable cachondo, se pasó el concierto advirtiendo que "esta va a ser la última canción" y anunció una nana, 'Libre como el viento', que salió propulsada a toda velocidad. Como cuando le llegó el turno a "la lenta", que resultó ser un 'Cógelo' al galope frenético. Y a 'Te perdí', esa loca aproximación a la 'disco music' con guitarra escacharrada y canto añorado. Hubo lugar para '40 Forajidos', canción del disco de G5, aquel supergrupo que compartió con Kiko Veneno, Los Delinqüentes y Tomasito. Mucho Veneno primera época, en ese relato de 'far west' entre "cucarachas, sabandijas y bandidos", influencia notoria en la obra de Muchachito, como se pudo entrever en piezas propias como 'Carreta sideral'.

Invocando a Peret

La noche es una gran aliada de estos conciertos de aforo corto y dispersado, y las 400 personas dispuestas cómodamente en el Poble Espanyol (donde cabrían hasta 5.000) se fueron sintiendo más y más cerca a medida que el sol se ponía y crecía la sensación de complicidad. Tramo final en el que Muchachito, que va por el mundo sin hoja de 'setlist' e improvisando el repertorio en cada sesión, puso al público a bailar, ahí sí, de pie y sin excusa ni pretexto, con 'Ojalá no te hubiera conocido nunca', haciendo añicos toda rigidez sin vulnerar protocolos. Un prodigio. Doce años atrás, compartía ese mismo escenario con Peret, "el rey", y para él fue el bis, 'El muerto vivo', invocando al más grande para poner el lazo de oro a la parranda.