ENTREVISTA

Sanjosex: "Alguien decidió que el mercado en catalán fuera pequeño"

El cantante y guitarrista ampurdanés publica 'Dos somnis', un disco de seis canciones que transmiten calidez y recogimiento familiar

Carlos Sanjosé, en una imagen promocional de 'Dos somnis'

Carlos Sanjosé, en una imagen promocional de 'Dos somnis' / periodico

Jordi Bianciotto

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Las fotos de promoción las han hecho estos días su mujer y su hijo mayor, de cinco años, en el jardín de su casa en La Bisbal, lo cual sintoniza con el espíritu de ‘Dos somnis’, un disco grabado antes de la pandemia que respira recogimiento familiar y distanciamiento del ruido del mundo. Hablamos con Carles Sanjosé de su nuevo trabajo, lanzado este viernes (a través de la web del sello Bankrobber), el primero de Sanjosex con canciones nuevas en seis años.

En ‘La revolució’, el tema elegido como ‘single’ en abierto, habla de la reclusión doméstica como algo deseado.

Es la canción del disco que más conecta con la situación que vivimos, y con la experiencia de tener hijos. Un amigo, el escritor ampurdanés Adrià Pujol, me preguntó por qué no decía en la letra “vull estar a casa” en lugar de “m’haig d’estar a casa”, y no quise cambiarlo, porque estamos en una época, desde hace años, en que parece que el sentido de la responsabilidad, el compromiso con la familia, no sean cosas buenas. Y ahí lo que digo es “no, no, yo tengo que estar en casa, porque es mi responsabilidad, y no pasa nada, me está bien”.

No publicaba canciones nuevas desde aquel disco extrovertido llamado ‘Festival’ (2014), pero ‘Dos somnis’ solo tiene seis canciones. ¿No se van a quejar sus fans?

Tenía más canciones; llegamos a grabar nueve, pero al final estas seis eran las que me creía más, las que decían lo que debía decir en este disco. En ‘Festival’ hubo cierta caricatura y frivolización, y esta vez he querido apartarme de eso. Mis decisiones han sido muy sentidas, dejándome llevar por los sentimientos fuertes, sin frivolizarlas. Y como ahora los formatos van cambiando, me he planteado el disco de otra manera. ¿Verdad que un libro de cuentos fantástico de 80 páginas puede ser un buen libro? Pues un epé de seis canciones, que respondan al momento y que tengan sentido más allá de él, puede ser un buen disco también. Eso es lo que he intentado.

Flotan en el disco ideas muy propias de Sanjosex, como en ‘Pare’, donde viene a decirnos que nada se puede hacer contra los ciclos vitales, los patrones que se repiten de generación a generación.

Cuando eres padre lo ves de una manera muy bestia. Te ves a ti mismo utilizando las mismas frases que tus padres. Y luego hay otro componente aquí, personal, y es que yo siempre he sido, en el plano cultural, un poco conservador. No lo niego. Conservador se puede ser de muchas cosas. Me refiero a haber crecido en un entorno familiar, de gente sencilla, trabajadora, en el que ha habido amor y conciencia de ser buenas personas, y actividad artística: mi padre tocando música; mi abuelo recitando poemas... Y yo mismo, con una actividad popular rica, haciendo ‘brunyols’ [buñuelos del Empordà), yendo a pescar... Ante todo eso, yo solo puedo ser conservador, porque todo eso no me lo quiero cargar.

Defiende quitarle la acepción política a la palabra.

Exacto, yo no estoy hablando de relaciones laborales, sino de ser partidario de que las cosas buenas de nuestra vida cotidiana se puedan conservar. Eso no quita para que tenga una concepción moderna en otros planos: esta crisis nos debe ayudar a traer maneras de pensar nuevas sobre situaciones que son inéditas. Pero siempre se tiende a valorar lo moderno y lo nuevo, y no pasa nada por decir que hay cosas de toda la vida que están muy bien.

Venimos de unos años en que conceptos como ‘revolución’ o ‘desobediencia’ han sido moneda corriente. A veces, parece que lo más revolucionario sea querer conservar las cosas.

No lo sé, me cuesta hablar de temas políticos porque son complejos. Pero, por ejemplo, si tú ves las series de televisión catalanas, muy raramente aparecen estructuras familiares tradicionales. Se destacan las tendencias nuevas, las reivindicaciones..., y ya está bien, porque hay gente que ha sufrido la parte más negativa de la tradición, aunque no sea mi caso. Pero ante ese querer ser siempre los más modernos, yo intento reequilibrar las cosas.

En el disco aparece la relación de pareja de largo recorrido: ‘Les estrelles’, de una manera mágica, y ‘Punxa’, con más tensión y reproches.

‘Punxa’ cierra el disco, pero podría haberlo abierto; la puse al final por cuestiones musicales. La entiendo como una canción de perdón, de comprensión y de atrevimiento a hacer cosas con el otro, aceptándolo. Y en ‘Les estrelles’ hay una pareja con hijos que se lo puede pasar muy bien con el sexo y disfrutar del cuerpo. Está bien decirlo, porque a veces parece que todos debemos tener Tinder, ser infieles..., y no. Me parece perfecto que haya gente que practique el amor libre y el poliamor, pero también hay quien no lo hace y que se lo pasa de puta madre.

¿Ha dejado poso el trabajo con canciones populares, transmitidas por tradición oral, de ‘Càntut’ (2016), su álbum con Carles Belda?

Sí, ‘Els gegants’, por ejemplo, viene de una melodía tradicional que recuperó el grupo Els Tranquils, de Cassà de la Selva. Le puse una letra nueva y pasé a tocarla de otra manera, con otra pulsión. Sí, hay cosas de ‘Càntut’ aquí, pero es un disco de Sanjosex.

Un disco con mucho medio tiempo, que no parece pensado para las fiestas mayores.

Me gustaría volver a algún día al terreno de ‘Festival’, pero sin frivolidad, haciéndolo de verdad. Más adelante volveré a intentarlo. Este es un disco muy hecho en casa, y se nota. Y en cuanto a los directos, si hay un buen equipo de sonido te puedes adaptar a cualquier sitio. Estamos viendo a artistas internacionales que hacen conciertos muy tranquilos en espacios muy grandes, y como suenan bien, la gente flipa. Nosotros trataremos de hacer lo mismo..., cuando se pueda. Teníamos varias fechas cerradas para este verano. Ya veremos. Por eso dije: “pasemos de todo y publiquemos el disco; este es el momento”-

Se ha decidido por lanzar el disco de un modo poco corriente, con la descarga de pago en la web del sello Bankrobber, y sin ofrecerlo por ahora en las plataformas de ‘streaming’. ¿Hay que decirle a la gente que conviene pagar por la música?

Los sellos están en un momento difícil, y estuvimos dando vueltas a qué hacer para que el lanzamiento fuera posible. Lo ofrecemos en la plataforma propia por seis euros, un precio que toma como referencia el de iTunes, un euro por canción. Creo que es una buena opción. Por ahora no haremos copias físicas, porque no le vemos el sentido. Con la descarga se incluye un pequeño libreto con letras y explicaciones. Hemos optado por esto sin saber si es el método perfecto, ni si será la manera de hacerlo para siempre. tan solo hemos dado con esta solución adaptada a las circunstancias.

Vivimos una oleada de ‘streamings’ gratuitos. ¿Qué opinión le merece?

Todo el mundo tiene que poder hacer lo que le apetezca. ¿Tú quieres dar la música en abierto? Pues adelante. No quiero dar lecciones ni dictar pautas. Pero yo un disco me lo preparo mucho, e invierto dinero en él, y trato de que mi música no quede constreñida por todo eso. Teniendo en cuenta que, en el ámbito político, en cierto momento alguien decidió que el mercado de la música en catalán fuera pequeño. Porque no es normal que no suenen canciones en catalán en radios ni televisiones estatales. ¿Este es un país con diferentes lenguas, o no?