ÓBITO

La cinefilia de Luis Eduardo Aute

El cantautor compuso bandas sonoras, dirigió cortos y películas de animación y en la canción 'Cine, cine' rindió tributo a la Nouvelle Vague

Una imagen del documental Aute Retrato..

Una imagen del documental Aute Retrato.. / periodico

Quim Casas

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La andadura de Luis Eduardo Aute por el cine fue más intensa de lo que podríamos pensar. Como cantautor comprometido, aceptó componer las bandas sonoras de películas que representaban un cine distinto cuando España empezaba a respirar tras el fin de la dictadura. Una de las primeras fue 'Los viajes escolares' (1976), estupendo debut en el largometraje de Jaime Chávarri, con una música natural, descriptiva, alejada de las composiciones más experimentales que en aquel momento realizaba Luis de Pablo para el cine de Carlos Saura, Víctor Erice o Ricardo Franco.

Aute hizo música para productos más comerciales como 'Esposa y amante' (1977), un drama erótico de Angelino Fons protagonizado por Concha Velasco, pero siguió vinculado a las propuestas más rompedoras del cine de la transición. Uno de los mejores ejemplos es In memoriam (1977), un fascinante –y hoy olvidado– drama sobre el amor y el tiempo realizado por Enrique Brasó y con texto de Adolfo Bioy Casares.

Inconformismo

Otras de sus bandas sonoras en esta fructífera época fueron las de 'Mi hija Hildegart '(1977) de Fernando Fernán Gómez, 'La viuda andaluza' (1977) de Francesc Betriu y '¡Arriba Hazaña! '(1978) de José María Gutiérrez Santos: tres filmes inconformistas más, el primero en torno a una mujer que asesina a su hija, el segundo con aires de comedia esperpéntica y el tercero ambientado en una escuela religiosa durante la transición española. Participó, en una de sus últimas colaboraciones musicales, en la banda sonora de 'Tras Nazarín' (2015), documental sobre el rodaje del filme de Luis Buñuel.

Componer para la pantalla fue algo lógico. Pero Aute era un buen cinéfilo –en su canción 'Cine,t, y por la revista 'Cahiers du cinéma'– , y el arte cinematográfico le interesaba desde muchas otras perspectivas.

'Un perro llamado dolor'

En 1974 ya dirigió su primer cortometraje, 'A flor de piel', protagonizado por sus amigos Ana Belén y Jaime Chávarri, un relato de 10 minutos sobre el amor, la soledad y la incomunicación inspirado en los modelos del cine europeo de autor. En 1986 realizó uno de los segmentos de la película colectiva 'Delirios de amor', sobre la influencia que una noticia periodística tiene en una pareja.

Su hito como director llegaría con 'Un perro llamado dolor' (2001), largometraje animado de corte experimental elaborado con 4.000 dibujos realizados por él mismo. En similar línea concibió el corto El niño y el basilisco (2012), otro trabajo de orfebrería animada a partir de ilustraciones realizadas por él mismo y basado en una fotografía suya de niño, los recuerdos que le evoca esa instantánea y la auto-indagación sobre el tránsito de la niñez a la edad adulta.

Dar la cara

Como actor había aparecido en Días de viejo color (1968), de Pedro Olea, y compareció con sus opiniones en documentales centrados en músicos como Joaquín Sabina, Jaime Urrutia, Gato Pérez, Silvio Rodríguez y Bob Dylan. El año pasado, Gaizka Urresti le consagró el documental Aute Retrato, en el que amigos y colaboradores –Chávarri, Sabina, Serrat, Ana Belén, Forges, Borja Casani, Massiel, Rosa León, Víctor Manuel y Miguel Poveda, entre otras y otros– desgranan la actualidad de la obra de Aute.