ÓBITO

Muere el gigante del soul de los años 70 Bill Withers

El autor del clásico 'Ain't no sunshine' fallece a los 81 años de problemas cardíacos

zentauroepp53018185 icult200403183204

zentauroepp53018185 icult200403183204 / periodico

Jordi Bianciotto

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Si el soul suele traer a la cabeza imágenes de figuras extrovertidas, con poderío físico y halo de glamur, Bill Withers se situó a las antípodas de todo ello. Cantante de registro cálido y reconfortante, de distancia corta, que se fotografió con camiseta y vaqueros en la portada de su primer álbum (‘Just as I am’, 1971), vivió el éxito de modo algo tardío y, sintiéndose más y más desencajado en la industria musical, dejó la profesión a los 40 y tantos dejando una estela propicia para el culto musical. Este viernes nos ha dejado a los 81 años, tras sucumbir a una crisis cardíaca.

Nada parecía presagiar que Bill Withers (Slab Fork, West Virginia, 1938) iba a ser un cantante profesional cuando a los 18 se alistó en la Marina para pasarse ahí nueve años. Chico inseguro, que arrastraba el complejo de la tartamudez, desarrolló en la armada sus facultadas para el canto y la composición, y en 1967 dio un giro a su vida trasladándose a Los Ángeles para buscar discográfica. Fichado por el joven sello Sussex (el que publicó los dos discos del guadianesco Rodríguez), se estrenó en 1971, es decir, entrada la treintena, con ese magnético ‘Just as I am’, que le dio su primer clásico, ‘Ain’t no sunshine’, lamento por las dificultades de mantener viva la relación con una chica mucho más joven (y en el que se decía a sí mismo, de modo fatalista, “I know”, “ya lo sé”, hasta 26 veces seguidas). Grammy a la mejor canción de r’n’b en 1972, salvoconducto para dejar su trabajo de instalador de lavabos en aviones.

De operario a estrella

Withers cultivó un soul intimista, con texturas folk, heredero de un Terry Callier, que se creció aún más en su segundo álbum, ‘Still Bill’, contenedor de su otro gran ‘hit’, ‘Lean on me’. Sin apenas experiencia en el directo, se vio repentinamente actuando ante grandes multitudes y participando en eventos como el mastodóntico Zaire 74, en Kinshasa (hoy Congo), junto a James Brown y B. B. King. Son también destacables álbumes como ‘Live at Carnegie Hall’ (1973) y ‘Managerie’ (este para la ‘major’ Columbia, 1977). En los 80 su voz se alió con éxito con Grover Washington Jr. (‘Just the two of us’) y The Crusaders (‘Soul shadows), pero el desencanto con el ‘show business’ le llevó a bajar la persiana tras ‘Watching me watching you’ (1985). Un documental (‘Still Bill’) ilustra su peripecia.

TEMAS