Muere Luis Racionero, el intelectual inclasificable

El prolífico escritor, nacido en la La Seu d'Urgell, fallece en Barcelona a los 80 años

Luis Racionero

Luis Racionero / periodico

El Periódico

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Escritor, ensayista, economista, exdirector de la Biblioteca Nacional, colaborador de varios periódicos españoles y máster en Planificación Urbana, además de vividor en el mejor sentido de la palabra, Luis Racionero se construyó una vida tan llena de etiquetas que al final es imposible ponerle ninguna, de modo que no es improbable que en los obituarios que se le dediquen estos días aparezca con frecuencia la palabra "ecléctico". Al fin y al cabo lo fue, incluso desde el punto de vista político. El intelectual inclasificable y de extremos, introductor de la contracultura en España devenido en liberal –el tránsito lo explicó él mismo en sus memorias–, falleció este domingo en Barcelona a la edad de 80 años, dejando para la posteridad una obra amplia de más de 40 títulos en los que reflexionó, si no sobre todo, casi.

Nacido en La Seu d’Urgell en 1940, Racionero se licenció en 1965 en Ciencias Económicas por la Universitat de Barcelona (UB). De 1968 a 1970 vivió en Berkeley (California, Estados Unidos) y allí obtuvo un máster en Planificación Urbana. A partir de entonces ejerció como consultor en urbanismo para entidades públicas de Brasil, Argelia y España, y fue profesor en la Facultad de Ciencias Económicas de la UB, en la Universidad Autónoma de Madrid y en la Escuela de Arquitectura de Barcelona. Fue en 1977 cuando decidió dejar la ciudad y el ajetreo urbano, instalarse en Sant Martí d’Empúries y dedicarse a la escritura. De esa época datan obras como 'Conocer a Leonardo da Vinci' (1978) y 'Cercamón' (1981), aunque antes ya había publicado otras como 'Ensayos sobre el Apocalipsis' (1972) y 'Filosofías del underground' (1977). En los años 80 le llegó el reconocimiento y se volvió uno de los ensayistas más leídos de España.

Liberal psicodélico

Se denominó a sí mismo "liberal psicodélico" en sus segundas memorias, que tituló justamente así ('Memorias de un liberal psicodélico', 2011). El libro retrataba a un personaje de contrastes, que decía de sí mismo que era un hippy pero que podía alquilar un piso entre el Parque del Buen Retiro y el Museo del Prado, y contratar a una pareja filipina para atenderlo; que formó parte de las noches del Bocaccio, que podía hablar con conocimiento de causa del amor libre pero que acabó votando al PP. Su recorrido político difícilmente deja indiferente a nadie: ERC, PSC, CiU y al final los populares. Ese viaje accidentado lo contó en otro libro de memorias, 'Entre dos guerras civiles' (2012), centrado en la política y en España. "España está llena de mala leche", dijo entonces, esmerado en sustentar la certeza de que el rasgo principal de los españoles es la envidia. Más cuando se trata de los artistas. En una entrevista dijo que Tàpies se había encargado de que después de él no hubiera ningún gran pintor barcelonés.

Amante de la buena vida, de los viajes y del vino francés ("el gozo es un estado de ánimo, se fabrica con la mente y la sensibilidad"), Racionero fue galardonado en 1983 con el Premio Anagrama de Ensayo por 'Del paro al ocio', en 1996 con el Premio Azorín de Novela por 'La cárcel del amor', en 1999 con el Premio Fernando Lara por 'La sonrisa de la Gioconda' y en el 2000 con el Premio Espasa por 'El progreso decadente', entre otros premios. Una mirada a sus títulos ('La muerte de Venus', 'El ansia de vagar', 'Ética para Alicia', 'Concordia o discordia') revela una curiosidad amplia y un deseo por descubrirse y desafiarse a sí mismo. Su vida intelectual, sin embargo, no estuvo exenta de polémica, y en el 2001 fue acusado de plagiar pasajes enteros de un libro de 1921 para su ensayo sobre la Grecia clásica 'Atenas de Pericles'. Entonces era director de la Biblioteca Nacional, cargo que ocupó desde el 2001 hasta el 2004.

Racionero se casó dos veces por lo religioso y vivió con otras cuatro mujeres, experiencias que le dieron material para otro libro de memorias (en realidad, cronológicamente, el primero): 'Sobrevivir a un gran amor, seis veces' (2011), "terapia irónica", como él mismo dijo, y políticamente incorrecta. Pero Racionero era libre. De Esquerra el PP, del 'undergroun'd a lo liberal, del ensayo a la novela y del catalán al castellano en que escribía sus obras, si huyó de las etiquetas es probablemente porque las etiquetas matan la libertad.