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Una exposición repasa la historia y el legado de la discoteca Bocaccio

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Eduardo de Vicente

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Giovanni Boccaccio fue uno de los grandes escritores y humanistas del siglo XIV y un autor que ha trascendido a través del tiempo gracias a su obra cumbre, El Decamerón, una sucesión de ingeniosos cuentos tanto eróticos como trágicos de gran influencia en las generaciones posteriores. Pero también fue la inspiración del nombre de una discoteca que marcó una época (aunque desapareciera la primera “C”), Bocaccio. Fue el punto de encuentro de la Gauche Divine, donde se reunían intelectuales y artistas en los estertores de la dictadura franquista y empezaban a cambiar la mentalidad de la cultura catalana de esos años.

El Palau Robert le rinde estos días un merecido homenaje por medio de una exposición comisariada por el escritor y periodista Toni Vall, autor del libro Bocaccio: On passava tot. En la pequeña sala Cotxeres nos proponen un apasionante viaje por el tiempo hasta esos días en los que, entre copas y discos, estaba naciendo una nueva manera de ver el diseño, la arquitectura, la moda, el cine, la música o la fotografía.

Una puerta de entrada con historia

El prólogo de Bocaccio: el temple de la Gauche Divine es una salita en la que se proyectan fragmentos de las películas que allí se rodaron como el Paraules d’amor de Serrat (rodada junto a una de las habituales del local, Serena Vergano), Un día con Sergio o Tuset Street. Un texto (Mucho más que una discoteca) nos introduce en las características generales del establecimiento creado por Oriol Regàs, pero aún nos aguarda una sorpresa muy agradable ya que, para entrar en el recinto, debemos atravesar la mítica puerta original de madera con motivos florales creada por Xavier Regàs.

La sala central está pintada con su color rojo sobre rosa característico y dibujos inspirados en la decoración del local mientras que, para que nos ambientemos, va sonando música similar a la que podía escucharse allí. El primer apartado, En Muntaner 505 (dirección del antiguo Bocaccio) podemos ver el citado libro del autor, así como un original retrato de Regàs con un efecto óptico, con modelos, la incombustible Teresa Gimpera, carteles de promoción, logotipos del local, felicitaciones de Navidad o una imagen de la puerta de entrada y, en una vitrina, fotos con detalles de este espacio o los documentos de creación de la empresa.

Sus clientes más famosos

En El templo de la Gauche Divine, hay fotos de sus gogós, de un jovencísimo Roger Moore que aún no era Bond, pero sí El Santo televisivo, de Mary Quant en un desfile presentando su nueva creación ¡la minifalda!, una ilustración de Gin para el Papus sobre su ambiente de noche, las fiestas de aniversario de sus socios e imágenes de su revista con algunos de sus ilustres clientes: Serrat, Analía Gadé, Guillermina Motta o Terenci Moix así como de los “populares de hoy”, como los denominaban, Camilo Sesto, Juan Pardo y Lucía Bosé.

En la vitrina inferior también reconocemos entre los invitados a otras celebridades como José Luis López Vázquez, Amparo Muñoz y Elías Querejeta, el presentador José Luis Uribarri, Perales o las parejas formadas por José Sancho y María Jiménez, Rocío Dúrcal y Junior o Lola Flores y el Pescaílla. Sí, la Faraona también pasó por allí. Y podemos ver las listas de los invitados a los cumpleaños de los poetas Gil de Biedma, Carlos Barral o Goytisolo con sus respectivas direcciones, una tarjeta de prensa o un ejemplar de la revista Bocaccio. Pero lo mejor son los auténticos espejos de los lavabos expuestos en este espacio y destaca también una pequeña butaca roja, característica de Bocaccio.

Los productos de Bocaccio

El apartado dedicado al merchandising ofrece la posibilidad de recordar o descubrir los programas de mano, los objetos y otros detalles de Bocaccio, su patrocinio o colaboración en actos tan dispares como un partido del FC Barcelona, un concierto de Serge Reggiani, obras de teatro o sus intercambios promocionales con la revista Nuevo Fotogramas (a cambio de una suscripción te regalaban llaveros, ceniceros, balones, camisetas o bolsas de playa con la imagen del local).

Hay imágenes de Teresa Gimpera con el logo tatuado en el cuerpo, un taburete que regaló Regàs a Serrat y que le acompañó en muchas de sus actuaciones y un cartel de ejemplo de las sesiones monográficas que organizaban (sobre artistas como Genesis, Lou Reed, Pink Floyd o Rolling Stones). Más atractivos muestra un estante donde se recogen otros elementos promocionales, todos ellos con el respectivo logo: cajas de cerillas, juegos de cartas, ceniceros, copas de distintos tamaños, posavasos, etcétera. Y es que hasta montaron una tienda (también hay una foto) en Enric Granados, donde se podían comprar todo tipo de objetos cuando aún la palabra merchandising nadie sabía lo que quería decir.

Trabajo en otros terrenos y franquicias

La marca se expande pretende mostrar otras actividades en las que participó este sello como el cine (por medio del cartel de la película que produjeron, Morbo, en la que se conocieron Ana Belén y Víctor Manuel), o las gafas anaglíficas (con los plásticos rojo y azul) del primitivo 3D para la película Carne para Frankenstein, así como la música con portadas de discos que editaron de Smash o Maria del Mar Bonet (como el popular L’aguila negra).

Bocaccio y el territorio también se centra en su expansión por otras ciudades con locales similares como el Maddox de Platja d’Aro, Revolution en Lloret, la Marinada de Palamós y hasta una sucursal en Madrid. Aquí veremos carteles y sus respectivos diseños, así como sus promociones o sus viajes a Ibiza o a Acapulco.

Otras curiosidades

Para finalizar repasaremos el centro de las salas donde se han instalado otros expositores con curiosidades como sus publicidades de eventos como las actuaciones de la Sardà, Pavlovsky o Gullermina Motta, fiestas de Nochebuena o Carnaval, las revistas que hablaban de ellos, los libros que editaron (como El Decamerón de Boccaccio, por supuesto, o los de sus aniversario, uno de ellos escrito por Perich) y una oca sobre Bocaccio. El local estuvo en funcionamiento casi 20 años (de 1967 a 1985) pero su memoria sigue viva en la mente de varias generaciones y su legado ha sido infinitamente más importante de lo que sus creadores imaginaban. Un sueño que hizo posibles muchas realidades.

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