CRÍTICA DE CINE

Crítica de 'Domino': De Palma, o algo parecido

El resultado no funciona como entretenimiento absurdo, a la manera de títulos recientes de De Palma como 'La dalia negra' o 'Passion'. Es una película aburrida y, por tanto, lo peor que podía esperarse de un director como él

Estrenos de la semana. Tráiler de 'Domino'

Estrenos de la semana. Tráiler de 'Domino'. / periodico

Nando Salvà

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La importancia de Brian de Palma en la historia del cine está fuera de toda duda, y a pesar de ello -o precisamente por ello- resulta descorazonador comprobar el camino que su carrera ha tomado en los últimos tiempos. Su nuevo trabajo, historia de un policía que persigue al asesino de su compañero y que se ve involucrado en un complot terrorista, apunta ideas sobre el uso violento de las ideologías y sobre cómo la guerra contra el islamismo tan solo ha provocado más tensión y más muertes. Sin embargo, la película en ningún caso parece interesada en explorar la relevancia de esa premisa.

A lo largo del metraje, asimismo, el uso que De Palma hace del tipo de recursos formales que ha convertido en sello personal -zooms, agresivos primeros planos, pantallas partidas, secuencias climáticas aparatosas y excéntricas- en buena medida sirve para subrayar hasta qué punto los terroristas modernos se han convertido en una nueva y siniestra tipología de cineastas, que se sirven del lenguaje audiovisual para convertir sus orquestaciones de decapitaciones y atentados suicidas en arte propagandístico. De nuevo, sin embargo, en lugar de reflexionar en serio sobre ello y sobre nuestra complicidad en la glomorización de la violencia prefiere convertir a sus yihadistas/cinematógrafos en criaturas puramente malvadas y carentes por completo de matices.

De Palma ha lamentado públicamente los serios desencuentros que tuvo con los productores de 'Domino', y advertido de que la versión final de la película no contó con su supervisión ni su aprobación, y resulta imposible saber cuánto tuvo eso que ver con las deficiencias que quedan en evidencia en pantalla. Los espacios están toscamente decorados e iluminados, y los efectos digitales poseen una calidad insuficiente. Pero lo peor es que, si bien el de Nueva Jersey nunca se ha distinguido como un narrador particularmente preciso, jamás se había mostrado tan descuidado en ese aspecto. Aquí, el relato avanza torpemente y sin ritmo identificable entre situaciones narrativas, descartando subtramas y dejando personajes a medio construir en su camino. El resultado no funciona como entretenimiento absurdo, a la manera de títulos recientes de De Palma como 'La dalia negra' (2006) o 'Passion' (2012). Es una película aburrida y, por tanto, lo peor que podía esperarse de un director como él a estas alturas.