EXPOSICIÓN EN BARCELONA

El Museu d'Arqueologia retrocede miles de años en el tiempo para descubrir a los primeros artistas

La muestra 'Art primer. Artistes de la prehistòria' se remonta hasta al hombre de neandertal para buscar los orígenes del pensamiento creativo

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Mauricio Bernal

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Una lámpara suele ser una lámpara y poco más, salvo cuando el artilugio en cuestión tiene entre 20.000 y 13.700 años y ha salvado la grandiosa distancia para venir a dar testimonio de algo maravilloso: la sensibilidad artística del hombre antiguo. Al fin y al cabo, esa "lámpara de arenisca con mango y cubeta redonda" –sencilla, básica y primitiva; pero funcional– la hacía servir el hombre del paleolítico para iluminar la cueva mientras pintaba, mejor todavía: para iluminar las obras cuando después de hechas se dedicaba a contemplarlas. Helo allí, el sapiens, a la luz de una llama alimentada con grasa animal, plenamente consciente de que esos dibujos existían para ser observados –de que eran arte, aunque su cabeza primitiva no lo formulara así–. Es una de las imágenes magníficas que asaltan al visitante de 'Art primer. Artistes de la prehistòria', la exposición que el Museu d’Arqueologia de Catalunya inaugurará este jueves sobre el surgimiento del arte en la historia de la humanidad.

La muestra hace un guiño a la teoría de que el arte no empezó con el sapiens sino con el neandertal

Así de rápidamente se puede nombrar algo cuyo desarrollo tomó miles de años, algo capital y definitorio para la especie: el origen del arte. "¿Cuándo brotó la capacidad de comunicarnos a través de las imágenes? ¿Cuál es la primera manifestación física de la existencia de un comportamiento simbólico?" Son las preguntas que se hace la muestra. La lámpara maravillosa del hombre contemplatorio fue hallada en el yacimiento de Solvieux, en Francia, y da cuenta de un momento avanzado del proceso, que empezó, ¿cuándo? ¿Se puede ubicar en el tiempo el descubrimiento de la estética? ¿De semejante hito? Los comisarios de la muestra, Inés Domingo y Antoni Palomo, hacen un guiño a la teoría –actualmente objeto de debate– de que el pensamiento creativo no empezó con el sapiens, como se tiene por demostrado, sino con el neandertal, que no. "Pero hay preguntas que la exposición no puede responder", deslizan.

Joao Zilhao y la cueva de la Pasiega

Miles de años antes que su pariente más evolucionado, el neandertal ya usaba ornamentos y ya había descubierto los pigmentos, y ya dibujaba formas geométricas, y dejaba estampado el negativo de su mano en las paredes de las cuevas, todas ellas formas de expresión que se tienen por artísticas cuando se habla del sapiens. ¿Entonces? Lo dicho, el debate está abierto. La exposición menciona los descubrimientos hechos en la cueva de La Pasiega, en Cantabria, por el paleoantropólogo portugués Joao Zilhao, ambos –la Pasiega y Zilhao– en el centro del debate. ¿Hay un arte neandertal? ¿Había arte hace 100.000 años? Zilhao defiende que sí.

La muestra consta de más de 100 objetos de colecciones catalanas, del resto de España y de Francia

La lámpara de marras es uno de los más de 100 objetos expuestos para la ocasión en el edificio de Montjuïc. Provienen del fondo del museo y de instituciones catalanas, del resto de España y de Francia, e incluyen joyas arqueológicas como el 'Arquero de Valltorta' –el fragmento original de la célebre pintura rupestre de la cueva de Los Caballos, en Valencia, de entre 8.200 y 4.500 años de antigüedad–, o la 'Costilla grabada con la cacería del bisonte' –monumento a la delicadeza hallado en el valle de la Vézère, en Francia, de entre 20.000 y 13.700 años de antigüedad–; o el conmovedor arco para niños del yacimiento de La Draga, en Banyoles, de entre 7.300 y 7.000 años. Dividida en tres ámbitos –los orígenes del arte, la aparición del arte figurativo, el desarrollo del arte levantino–, la exposición se detiene con especial regocijo en el tercero, que representó un hito dentro del hito, pues supuso nada más y nada menos que la aparición del relato. Llegó el arte levantino y trajo dinamismo a los dibujos. Había movimiento. Había escenas. Las modernas narraciones de hoy empezaron entonces.