CRÓNICA TEATRAL

Rossy de Palma felicita a Fellini en su centenario

La actriz Rossy de Palma, en un momento de la obra 'Maestro Fellini'.

La actriz Rossy de Palma, en un momento de la obra 'Maestro Fellini'. / periodico

Elena Hevia

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Cien años habría cumplido este lunes Federico Fellini. Pocos son para pasar revista a todas las facetas del genio de Rímini, que transformó la Roma de milagros y miserias en su lugar en el mundo, un mundo tocado por el prodigio cotidiano, la mirada grotesca del payaso y las serpentinas. Y siempre, siempre con la música festiva y sincopada de Nino Rota. Pese a todo, la pieza ‘Maestro Fellini’, firmada por Ludovica Damiani y Guido Torlonia, se atreve a hacer ese repaso en poco más de una hora. La cita es en el Teatro Akadèmia, que bajo la dirección de Torlonia se ha convertido en los últimos años en un pedazo de Italia en Barcelona; no hay que olvidar que la italiana es la mayor comunidad extranjera en la ciudad. La del lunes fue una función especial con los actores Sergio Rubini y Rossy de Palma que sirvió para celebrar el aniversario del genio de forma íntima. La pieza tendrá continuidad desde el miércoles hasta el 2 de febero con la interpretación en castellano de Mario Gas y la actriz italiana Serena Vergano, musa de la 'gauche divine', que recientemente regresó a las tablas tras 30 años fuera de los escenarios. Para pasar después al catalán con Gas, de nuevo, y Mar Ulldemolins, del 5 al 16 de febrero. 

De Palma y Rubini sirvieron la función en italiano a palo seco y sin sobretítulos. Él, un rostro habitual del cine italiano, encarnó en los 80 al joven Fellini en su película autobiográfica ‘La entrevista’, crónica de la primera vez que el director, entonces periodista y caricaturista joven e inexperto, visitó Cinecittà y quedó atrapado ya irremisiblemente por su magia. De Palma ha pasado de ser una musa picassiana, como le gustaba llamarse en tiempos, a prestarse a ser la actriz más felliniana del panorama actual. En los últimos años la exchica Almodóvar se ha reinventado como actriz teatral gracias al Piccolo de Milán que le ha hecho varios encargos y en la función barcelonesa desplegó un italiano aceptable con su habitual ‘nonchalance’ burlona.

La pieza, leída a dos voces, sigue la confesión única de un Fellini embarcado en un balance festivo de su vida. De hecho, es un ‘patchwork’ de sus entrevistas, en las que se engarzan temas y obsesiones, con el contrapunto documental de un audiovisual que simultanea declaraciones y momentos de sus películas, no precisamente los más trillados y socorridos, lo que es de agradecer. Por ahí desfilan las correrías infantiles que retrató en ‘Amarcord’ y  en ‘Ocho y medio’, con aquellas mujeres distantes que bailaban en el Gran Hotel cercano a su casa natal y las no tan ajenas como la Gradisca y la Saraghina que culminarían en la diosa Anita Ekberg chapoteando en la Fontana de Trevi en 'La dolce vita'. O Marcello Mastroianni, a quien decía bromeando: "Hola, soy tu alter ego". O las reflexiones sobre los actores payasescos -como su esposa, Giulietta Massina-. O su amor por el circo y no tanto por el teatro. O su fascinación por cómo Fred McMurray se desprendía del sombrero cuando llegaba a la redacción del diario -casi siempre hacía de periodista- y la emoción por la trayectoria que trazaba el objeto -"ese detalle me convirtió en periodista"-. Y la confesión, conclusiva y coqueta: "¿Felliniano? No sé lo que quiere decir".

TEMAS