LIBRO

Crítica de 'Cataluña año cero': el selfi del juez con el condenado

Ernesto Ekaizer ofrece un enfoque poliédirico del 'procés'

Manuel Marchena (derecha), durante una vista en el Supremo.

Manuel Marchena (derecha), durante una vista en el Supremo. / BALLESTEROS

Matías Vallés

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Con motivo de la fatua dictada hace tres décadas por Jomeini contra Salman Rushdie, el incorregible Umberto Eco apuntó que la condena a muerte "nos ha devuelto por lo menos la fe en la palabra escrita". Lo mismo ha sucedido con el procés, que ha colocado hasta ocho libros en una lista de los diez ensayos más vendidos en Catalunya. La fértil cosecha literaria en torno a un referéndum no ha alcanzado ni la mitad de su producción futura, por lo que se hará imprescindible un libro de libros sobre el proceloso 'procés'. Han escrito presos, familiares, abogados de los condenados, políticos, altos funcionarios del Parlament. Son aportaciones valiosas en lo emocional, pero compiten

en desventaja con la veteranía desplegada por Ernesto Ekaizer (Buenos Aires, 1949) en 'Cataluña año cero'. El periodista de largo aliento es el único autor sobre la Catalunya reciente que puede presumir de haber

diseccionado antes a Mario Conde por triplicado o a Pinochet, en su monumental 'Yo, Augusto'.

La práctica totalidad de libros sobre el 'procés' son documentos de parte, y la perspectiva de Ekaizer consiste en tener razón. Con deportividad, somete su implacable voracidad cartesiana al reglamento jurídico. El rosselliniano 'Cataluña año cero', trasunto de la película 'Germania anno zero', confirma que en el tribunal que condenó por sedición hay magistrados que no han profundizado en la causa con la bulimia del periodista.

Un libro ha de exhibir las virtudes adecuadas, o en dosis óptimas para seducir al lector. El primero, no abrumar. Por tanto, conviene disipar el riesgo de que Ekaizer incurra en la monumentalidad enciclopédica o la "erudipausia" denunciada por Cela. Hablar de amenidad conllevaría una frivolidad impropia, pero el autor impone sus argumentos desde hechos concretos que fijan la atención lectora. Ekaizer mataría por un dato original, en la mejor tradición del periodismo de trincheras. Por ejemplo, cuando retrata al funcionario de la Generalitat llamado Roc, que deambula con el aparato legal que debía desarrollar la declaración de independencia y que nunca se implementó. Neorrealismo siglo XXI. O la peripecia del selfi, pero no anticipemos el final.

Ekaizer no solo aprovecha su experiencia en la divulgación de áridos laberintos judiciales. Su conocimiento exhaustivo del 'procés' facilita además un enfoque poliédrico. En cada personaje o situación, desmonta los antecedentes biográficos o jurídicos. Y al destripar los acontecimientos, dinamita el núcleo de la sentencia. 'Cataluña año cero' advierte un "desequilibrio analítico evidente" entre la "ensoñación" de una rebelión que Marchena "descuartiza", a riesgo de calificar de "farsantes" a los líderes independentistas, y la sedición "consumada" a

traducir en años de cárcel.

Ekaizer aporta la viñeta más gráfica de la historia española reciente. Con el juicio visto para sentencia, el magistrado Luciano Varela le suelta a Jordi Sánchez que "usted es una buena persona", y le pide un selfi. El preso accede, si también puede quedarse con la imagen. Toma la foto el juez Juan Ramón Berdugo, y el Marchena aficionado a la fotografía no desaprovecha la oportunidad de inmortalizar la escena conjunta. Estos tres magistrados le impondrían a continuación nueve años de prisión al expresidente de la ANC. Si alguien es capaz de leer este trajín sin estremecerse, el 'procés' no tiene solución. En fin, la validación de un libro que galopa sobre la actualidad es su vigencia. ¿Alguien duda a fecha de hoy de que en Catalunya "hay que empezar por el principio", según afirma Ekaizer?