TOPONIMIA MUSICAL

Lo que te dice la música de los pubs de ti mismo

Los académicos Alasdair Forsyth y Martin Cloonan han analizado el uso de la música en los bares de Glasgow

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Lucía Lijtmaer

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Contaba el cantante Jarvis Cocker que un día, subido a un avión, en el hilo musical justo antes de despegar sonó 'I believe I can fly', de R. Kelly. La canción le hizo dudar si bajarse del avión y pensó: "Espero que el piloto, más que creer que puede volar, sepa pilotar".

La reacción de Cocker es común. La música se usa para comprender situaciones en espacios concretos, y por eso los pasajeros no quieren escuchar canciones que les recuerden que el avión no es infalible, o incluso las relativas al mal tiempo, como 'Stormy Weather'. Sí, lo que escuchamos afecta a nuestra conducta, y por eso la música de ambiente ha sido usada para hacernos sentir emociones, y para afectar nuestros patrones de consumo en ciertos espacios. Por ejemplo, se ha demostrado que si suena música francesa o alemana en un supermercado, aumentan las ventas de vinos de esos países.

Rock en la barra, pop en la pista

Por eso, la economía del ocio nocturno no se ha quedado atrás. ¿Cómo se usa la música para modificar nuestra manera de salir y relacionarnos? Los académicos Alasdair Forsyth y Martin Cloonan examinaron el uso de la música en Glasgow, una ciudad de fiesta, en cuyo ocio la música popular juega un papel esencial.

Los descubrimientos no fueron pocos: en una cultura de pubs que ha visto crecer el consumo masivo de alcohol, las cadenas de pubs habían dejado de lado la música en vivo. El uso del hilo musical estaba, además, adaptado por géneros y espacios: en la barra, rock duro y masculinizado –AC/DC, por ejemplo– y la pista para música pop considerada "de chicas". Música house y r'n'b para las primeras horas, a volumen bajo, para calentar el ambiente, que se va subiendo progresivamente. Los karaokes fomentan peleas. La música tiene también una cualidad imitativa: los clientes suelen bailar imitando a cantantes o escenas de películas. Por tanto, el estudio demostró que la música puede ayudar a controlar y a desatar impulsos. Y que a todos les encanta imitar las escenas de 'Dirty Dancing'.

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