ARTE

4.500 'milicianos de Capa' buscan historias de la guerra civil

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zentauroepp50917062 capa valencia191115132823 / MIguel Lorenzo

Nacho Herrero

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No hay una única historia de la guerra civil como no hay un único miliciano de Robert Capa. La icónica fotografía de la revista 'Life' pudo ser suya o de su esposa Gerda Taro; el protagonista tal vez fue el anarquista alcoyano Francisco Borrell o tal vez no; y su muerte pudo ser real o figurada. De hecho, ahora en el IVAM de València, hay una brigada entera de milicianos de juguete que se han puesto en formación para rescatar pequeñas historias de aquella etapa. Empezaron siendo cerca de 4.500 pero, como en las batallas reales, cada vez quedan menos y así seguirá.

"El miliciano era la imagen que representaba en el mundo libre la guerra civil española y a través de convertirlo en un juguete queríamos utilizarlo como vehículo para esas pequeñas historias de la Historia que están sin vertebrar y que a veces son más importantes que la oficial", cuenta el artista Fernando Sánchez Castillo (Madrid, 1970).

La idea es que cada visitante mayor de quince años coja uno de los soldaditos tras haber dejado en la pared una historia, reflexión, comentario o imagen de la contienda española. La edad elegida no es casual, pues, recuerda Sánchez Castillo, era "a la que uno se podía alistar en el ejército en los últimos meses del conflicto". Cuando de las armas de juguete se pasaba a las de verdad.

La foto de Robert Capa 'Muerte de un miliciano', protagonista de una exposición en el IVAM

La foto de Robert Capa 'Muerte de un miliciano', protagonista de una exposición en el IVAM. / periodico

Miguel Caballero, comisario de la muestra, explica que "la idea era hacer todo lo contrario a lo que es habitualmente un monumento, que tiene su pedestal y ante el que el ciudadano solo puede acercarse y mirar hacia arriba".

"Esto es un monumento horizontal, que no te dice qué o cómo tienes que recordar sino que te invita a construir el recuerdo que tu quieras. Va desapareciendo pero se traduce en pequeñas historias para construir una memoria popular que vaya en muchas direcciones en vez de una unidireccional y cerrada", dice.

Las historias que, casi todas en formato 'post-it', se queden colgando de las paredes del Instituto Valenciano de Arte Moderno pueden tener una nueva vida y dar otro salto. "Son historias para no ser olvidadas. Probablemente se encuadernen y se queden en el IVAM", apunta el autor de 'Fake Games. El monumento colectivizado'.

Como el miliciano, como los juegos, estos relatos, apunta Castillo, "pueden ser ‘fake’ o no porque la tradición oral los cambia y puede haber mitologizaciones, pero creo que en casi todas hay un poso de verdad, como en el miliciano, porque aunque estuviera posando, lo que simbolizaba estaba ahí".

Regreso del exilio

En este caso el famoso y controvertido miliciano ha regresado a su manera de un posible exilio pues las piezas han sido realizadas en México, el país que acogió a muchos perdedores. "Una empresaria de allí con la que había trabajado antes y que es nieta de un republicano catalán se entusiasmó con la idea de hacerlas. Es una figura artesanal, de cinco partes que han pegado. En la base pone 'México' y está el escudo de la República", explica Sánchez Castillo.

Que la exposición se haga en València tiene sus motivos: por un lado la vinculación con el mundo del juguete, pero también con el uso de lo lúdico. "Aquí se subvierte la imposición de una manera festiva. Ahí están las Fallas, la Tomatina o els 'Enfarinats'. Es una forma de, a través de la fiesta, del juego, sobrevivir al opresor", apunta el artista.