LOS DISCOS DE LA SEMANA

Crítica de 'Hijos del Mediterráneo': sensible recreación del clásico de Serrat

Joan Manuel Serrat, en 1971

Joan Manuel Serrat, en 1971

Jordi Bianciotto / Juan Manuel Freire / Ignasi Fortuny / Roger Roca

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El disco ‘Mediterráneo’, de Serrat, publicado en 1971, es ese lugar en el que puede apetecer vivir: luminoso, sensual, aventurero, en paz con la naturaleza. Así deben sentirlo los implicados en esta recreación, que se las han arreglado para reconstruir arreglos, sonoridades, ‘tempos’ y atmósferas de la obra original, acogiéndose quizá a una nostalgia por lo que no vivieron. Porque, a diferencia de la mayoría de álbumes de homenaje, este no se asienta en el derecho del artista a transformar a su aire la creación ajena, sino en una idea bastante extrema de fidelidad.

En ‘Hijos del Mediterráneo’, título que alude al que Serrat tuvo en la cabeza en la época en que tramósu disco, no topamos connovísimas ocurrencias ni con improntas transgresoras. Todo lo contrario: revisión aplicada, amparada en las modernas técnicas de grabación y en el sello interpretativo, ahí sí, diferenciado de cada una de las diez voces reunidas. Todo ello a partir de la “loca idea”, así lo reconoce, de Amaro Ferreiro, hermano de Iván Ferreiro, que ha dirigido el proyecto mano a mano con el productor Ricky Falkner.

Una cocina barcelonesa

Disco cocinado en buena parte en Barcelona, se sustenta, como su inspirador, en un grupo pop, que incluye a músicos de la escena catalana como Xavi Molero y Josep Maria Baldomà, y en una orquesta, la de la Fundació Victoria de los Ángeles. Efectivos volcados en la misión de recorrerel álbum trasladando los arreglosfirmados en su día por Gian Piero Reverberi, Juan Carlos Calderón y Antoni Ros Marbà.

Hay algo mágico e inquietante en el modo en que el tema ‘Mediterráneo’se abre paso calcando la introducción de cuerda, la entrada de la percusióny el ‘swing’ justo hasta el punto en que Jorge Drexler suplanta a Serrat con su voz dulce, haciéndonos creer que él también nació en este mar y no en el océano. ‘La la las’ de otro tiempo, reparados por Edurne Arizu y Juliane Heinemann, y un clavecín que en todo el disco es algo más perceptible que en la grabación original.

‘Aquellas pequeñas cosas’ se ajusta a la diáfana severidad de Eva Amaral, y ‘La mujer que yo quiero’, a un Xoel López cuidadosamente descuidado. Depedro pone sentimiento a ‘Pueblo blanco’, Iván Ferreiro hace gráciles piruetas sobre el vals de ‘Tío Alberto’, y Tulsa hace pensar en Mari Trini en ‘Qué va a ser de ti’. Pesos pesados en el tramo final: el Andrés Calamaro más sentimental en ‘Lucía’; un Santi Balmes (Love of Lesbian) que cabalga a gusto sobre el ritmo trotón de ‘Vagabundear’ y Sílvia Pérez Cruz, refinando el alcance de ‘Barquito de papel’, camino de un ‘Vencidos’ en el que se luce Josele Santiago, como años atrás con ‘Señora’. Todos ellos se alían en un disco que el mundo no necesitaba pero que propone un llamativo ejercicio de recreación de un estado mental, de una sensibilidad que sigue cruzando estilos y generaciones. JORDI BIANCIOTTO


OTROS DISCOS DE LA SEMANA

'Magdalene' lo tenía todo para ser la Gran Confirmación de esta artista de R&B de vanguardia: una voz cada vez más experta, varios productores soñados (de Daniel Lopatin a Nicolas Jaar), un repertorio bajo la siempre fértil inspiración de la ruptura… Lo tenía todo, pero seamos sinceros: le faltan canciones. JUAN MANUEL FREIRE

El timonel de The High Llamas, ahora a título individual, manteniendo el rumbo a un pop de fantasía envuelto en polvos mágicos bajo el influjo de Brian Wilson y Van Dyke Parks. Obra álgida que funde arpas y sintetizadores, melodías de cuento encantado y timbres galácticos, recuperando la voz amiga de Cathal Coughlan, ex-Microdisney. J. B.

La intro de ‘NBA’ es tranparente y avisa: "Si vemos estos tíos podemos encontrarnos con alcohol, drogas, sexo, bailes extremos y reguetón". El mayor –y acertado- peso del irregular álbum de los primos Kaydy Cain y Marko Italia lo lleva claramente el primero. Es imposible no imaginar el cocinado de ‘NBA’ entre carcajadas y humo. Y así hay que bailarlo. IGNASI FORTUNY

Desde Londres y con vistas al mundo –Norteamérica, pero también, y mucho, a África–, Nérija reúne a algunas de las figuras emergentes del jazz de la ciudad en un primer disco que es una declaración de intenciones: espíritu colectivo, multiculturalidad, 'groove', espiritualidad y calidez. Poca pegada, eso sí. Quizás más adelante. ROGER ROCA