CRÓNICA DE CONCIERTO

Cigarettes After Sex, el triunfo de la sutileza

El grupo dreampop de Greg Gonzalez ofreció el lunes la primera de dos actuaciones en Apolo con todas las entradas agotadas

Concierto de Cigarettes After Sex en la Sala Apolo

Concierto de Cigarettes After Sex en la Sala Apolo / periodico

Juan Manuel Freire

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La de Cigarettes After Sex debe de ser una de las historias de éxito más insólitas (y justas) de los últimos años. Su manera de hacer pop apenas se estila en la radio. Es arrastrada, lenta, vaporosa, casi silenciosa. La voz de Greg Gonzalez apenas se eleva por encima del susurro. Y en las letras cantan antes sobre amores que sobre dinero.

Curiosamente, con ese estilo más propio del 'slowcore' de los 90 que de casi nada de este siglo, el grupo de raíces tejanas ha obtenido un éxito considerable. De su homónimo primer disco vendieron más de medio millón de copias, o mejor dicho, el equivalente a eso en reproducciones en 'streaming', que es como se mide ahora el éxito comercial. Para las dos noches de presentación del segundo, 'Cry', en la sala Apolo, se han agotado las entradas.

En los minutos previos al concierto del lunes, la excitación fan era palpable en el ambiente. La banda había querido crear ambiente taciturno con una especie de salvapantallas 'arty', una imagen de tormenta en la playa (con algún inserto de 'La aventura' de Antonioni) en la que se sobrescribían los versos de su nuevo tema 'You’re the only good thing in my life'. Pero no funcionó. La lluvia y el rumor pianístico quedaron sepultados por el bullicio de un público heterogéneo proveniente de diferentes generaciones y corrientes estéticas.

Sexualidad rampante

El concierto arrancó realmente, tras un pequeño guiño a la banda sonora de 'El desprecio', con la excelente 'Hentai', que ya desde el título recuerda por dónde van los tiros, líricamente hablando, con esta banda: el 'hentai' es el subgénero de anime y manga dedicado a la exploración de los bajos instintos. Es decir, aquí no hay solo amor, también sexo; bajo sonidos y melodías amables se esconde una sexualidad rampante.

Ya desde el principio, quedó bastante claro que la intimidad de los discos no iba a sobrevivir al directo. No tanto por el sonido de la banda, algo más grande y ruidoso, como por la cháchara ya habitual en conciertos y el no menos común trasiego de pantallas, que batió su récord con 'Nothing's gonna hurt you baby'. Casi imposible ver al grupo, así que quedaba ver a Irène Jacob en la pantalla, en imágenes robadas de 'La doble vida de Verónica'.

Hits pop semiocultos

Lo raro es que asomaran Jacob, o Harriet Andersson, o Anna Karina, pero no Sheryl Lee, es decir, Laura Palmer. Nuevas canciones como 'Falling in love' y 'Kiss it off me', entre otras, deben claramente su existencia a la banda sonora de 'Twin Peaks' y los discos de Julee Cruise con el compositor Angelo Badalamenti y David Lynch, sobre todo por esos teclados flotantes a la par que graves, trágicos.

De momento, las canciones más celebradas siguen siendo las antiguas, como 'Nothing’s gonna hurt you baby' y, después, 'K.' y 'Apocalypse', coreadas por el público con pasión contenida. Bajo su capa de éter solitario, temas como estos (o el magnífico 'Heavenly') son hits pop en toda regla. Solo falta que alguien los versione con otro ímpetu para que los conozca realmente todo el mundo. Igual que ellos ralentizan 'Keep on loving you' (REO Speedwagon), quizá algún día otros se decidan a acelerar el repertorio de Cigarettes After Sex. La radio sería bastante mejor.