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'Muerte en el Nilo': Agatha Christie entre la sofisticación y la elegancia

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Eduardo de Vicente

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La escritora Agatha Christie ostenta el curioso record de ser la novelista que más libros ha vendido de la historia, con más de dos mil millones de copias de sus ejemplares solo superada por Shakespeare y la Biblia. También es la autora más traducida, ya que sus obras se han adaptado a más de 100 idiomas. Y va camino de ser otra de las más habituales en teatro, ya que sus piezas están versionándose en los escenarios continuamente: La ratonera, Y no quedó ninguno (Diez negritos), La visita inesperada, La dona de negre o, actualmente, Testimoni de càrrec son algunos ejemplos recientes de obras suyas que han pasado por Barcelona a las que ahora viene a sumarse Muerte en el Nilo.

Canciones de los años 30 y las primeras sorpresas

Esta versión, que puede verse en el Teatre Borràs está ambientada como el original literario en 1937 y forma parte de esa serie de títulos que fueron llevados al cine en los años 70 y 80 como Asesinato en el Orient Express, El espejo roto o Muerte bajo el sol con espectaculares repartos repletos de viejas glorias de Hollywood. Las principales novedades de esta adaptación son la incorporación de canciones célebres de esa época (de Cole Porter, George Gerswhin o Irving Berlin) popularizadas por las películas musicales y la eliminación del detective Hércules Poirot (o al menos no se menciona su nombre), cuyas funciones en la trama son atribuidas a otro personaje.

Al entrar en la sala descubrimos que hay un maestro de ceremonias que nos ameniza la espera explicando sus historias mientras un pianista interpreta temas antiguos. El escenario representa la cubierta de un barco algo inclinada con tablas de madera en el suelo. A ambos lados cuelga unas bombillas y, al fondo, unas telas blancas que se utilizarán para las proyecciones. Tras hacer una simpática advertencia para que nos abstengamos de dejar encendidos los móviles, nos explica que estamos atrapados en un crucero por África en los años 30.

Diez personajes en busca del asesino

La cantante interpreta The way you look tonight y Anything goes durante los primeros compases que sirven para presentarnos a los diez personajes. Una joven heredera (Linnet) algo caprichosa y su marido (Simon) de luna de miel, un empresario francés tutor de la chica (el sustituto de Poirot) con el que han coincidido casualmente, la problemática exprometida del recién casado que también fue la mejor amiga de la novia (Jacqueline), una novelista adinerada y su sobrina mecanógrafa y un doctor. El presentador se convertirá en un camarero del barco, la cantante será la criada de la millonaria y el pianista se transformará en un pasajero más de condición humilde. Pese a las diferencias de clases todos van con ropa muy elegante (hasta la cantante /sirvienta luce un vestido de lentejuelas).

Las primeras tensiones surgen con la aparición de Jacqueline que parece perseguir obsesivamente a los novios allá donde van, mientras que también aparecen las primeras dudas sobre si el marido es un cazafortunas y un conflicto en los tribunales entre la escritora y la millonaria. Durante esta primera hora casi todos los personajes están en el escenario, juegan a cartas, dialogan, bailan y nos explican sus vidas. Resulta la parte más espesa del texto que parecen haber querido hacer más digerible con las canciones, ya que la vocalista (espléndida, por cierto) va intercalando temas en la trama como Let’s face the music and dance, Too darn hot o el Mambo italiano.

Llega el momento clave

Una vez superado este tramo empieza realmente la acción cuando se escucha un disparo, aparece un cadáver y, mientras esperan la llegada de la policía, el tutor interroga a los presentes para descubrir al criminal y sus motivos. Ahora algunos personajes salen de escena pero se quedan en los laterales. Es entonces cuando las canciones prácticamente desaparecen, surgen las preguntas que tardarán en tener respuesta, se descubrirán las pistas y asistiremos al festival de giros inesperados habituales de Christie. Otro elemento remarcable es que, cuando se resuelve el caso, se repite la escena para que observemos los detalles que, quizás, nos habían pasado desapercibidos.

Un montaje que pretende envolver de sensualidad y elegancia el texto de Christie salpicándolo con nostálgicas canciones interpretadas en directo, un decorado luminoso y un vestuario lujoso. ¿Quién será el asesino o asesina o asesinos? Habrá que tener paciencia y esperar a que se apaguen las luces, porque la tía Agatha nos reserva sorpresas hasta el último minuto…