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Una exposición reúne los retratos del fotógrafo de Mauthausen, Francesc Boix

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Eduardo de Vicente

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El nombre del artista Francesc Boix ha alcanzado una gran popularidad después que Mar Targarona estrenara su película El fotógrafo de Mauthausen, protagonizada por Mario Casas, sobre su dura estancia en ese campo de concentración nazi, donde escondió y contribuyó a difundir múltiples imágenes de los altos cargos del ejército alemán que sirvieron para condenarlos. Para conocer más a fondo a este personaje, el Centre Cultural Albareda ofrece, hasta el 30 de octubre, una exposición que consta de 160 fotografías titulada El fill al front.

Retratos de los combatientes

Para empezar conviene aclarar que no se trata de una muestra de sus trabajos en el campo alemán sino que la mayor parte consiste en una selección de retratos de los soldados republicanos del frente de Aragón y del Segre que hizo en 1938, en plena guerra civil. Boix se incorporó voluntariamente al ejército popular republicano con tan solo 17 años y, en sus ratos libres, fotografiaba en actitud distendida a sus compañeros.

Hoy es un día ideal para visitarla, ya que también se complementará con una mesa redonda, Memòries enfront l’oblit(19 h.) en la que participarán familiares y amigos de combatientes republicanos y personas retratadas por Boix. Entre otros, asistirán Òscar Pau, nieto del capitán Bonaventura Pau; Maribel Quinto, sobrina de Maria Fabregat, miembro de l’Aliança Nacional de la Dona Jove; Jordi Font, director del Memorial Democràtic y August Andreu, amigo de Francesc Boix.

La perspectiva literaria

La exposición se abre con varios plafones que muestran un pequeño perfil de Boix y frases del poeta Agustí Bartra quien, junto a fragmentos de Els catalans als camps nazis (1977) de Montserrat Roig, aportan la visión literaria. En último lugar, nos da la bienvenida también una ácida viñeta de Ferreres sobre los emigrantes republicanos. A continuación pasamos revista a las imágenes, más de un centenar están dedicadas a los jóvenes soldados rasos, pero también a capitanes y comisarios y la mayor parte son anónimas. Quizás alguien puede descubrir entre ellas a algunos de sus antepasados y ayudar a identificarlas.

Son rostros en actitud despreocupada, fumando en pipa, posando frente a un coche con los compañeros y algunas pequeñas acciones como el transporte de material, aunque hay una acotación que nos hiela la sangre. Se trata de dos chicos que están hablando, pero cuando leemos el comentario adjunto nos descubre que uno sobrevivió, pero el otro fue fusilado.

De los emigrantes a los prisioneros

El penúltimo espacio está dedicado a la emigración con fotos de las multitudes pasando por Le Perthus. Hombres mujeres y niños transportando maletas huyendo de la guerra. Junto a ellos pueden verse retratos de personalidades de la época, en su mayoría políticos y artistas: Companys, Irla, Tarradellas, Rovira i Virgili, Pompeu Fabra, Carles Riba, Ferrater Mora, Teresa Pàmies, Ferran Soldevila o Pau Casals, entre otros. Al mismo, tiempo, en el centro de la sala se pueden leer diversos poemas de Bartra sobre aquella etapa dolorosa.

Tan solo el último apartado está dedicado a su tarea más recordada, la que llevó a cabo en el campo y allí se exhiben diversas imágenes de los responsables nazis como Himmler o de los médicos, los prisioneros supervivientes o el momento exultante de la liberación de Mauthausen con una pancarta de los antifascistas saludando a las fuerzas de liberación. En la última de ella, otro recuerdo escalofriante, el propio Boix testificando en el proceso de Nuremberg contra los alemanes en enero de 1946.

Los primeros disparos de Boix

La historia nos recuerda que tras exiliarse en Francia fue capturado junto a otros combatientes republicanos e ingresó en el campo de la Austria ocupada en 1941. Allí trabajó en el servicio de identificación fotográfica pero lo que los nazis ignoraban era que escondió algunas de sus imágenes que fueron presentadas como prueba de los abusos y que tuvieron una importancia decisiva para que diversos dirigentes fueran condenados. Esos trabajos fueron recuperados por la Comissió de la Dignitat y Fotoconnexió en el 2013 y han sido la base de esta exposición así como de una precedente con un título con doble sentido, Els primers trets de Francesc Boix.

El fill al front es una muestra más íntima que pretende homenajear a aquellos que padecieron la guerra pero también a aquellos que sufrieron el exilio. La excusa ideal para organizarla ha sido el 80 aniversario del fin de la guerra para resaltar el valor y la importancia de aquellos jóvenes que lucharon por defender la libertad y la democracia. Una última recomendación para complementar la información sobre el tema: asistir a la proyección, el próximo jueves 17 de noviembre (19 h.) en la Filmoteca del documental de Llorenç Soler, Francesc Boix: un fotògraf a l’infern. Un pasado al que hay que regresar de vez en cuando para evitar que los peores errores de la Historia se vuelvan a repetir.