PATRIARCA DEL ROCKUMENTAL
D. A. Pennebaker, el hombre que 'inventó' a Dylan, Hendrix y Bowie
Los documentales del fallecido director 'Dont look back', 'Monterey pop' y 'Ziggy Stardust and the Spiders from Mars' fueron fundamentales para la imagen y la carrera de los tres artistas
Quim Casas
Periodista y crítico de cine
Profesor de Comunicación Audiovisual en Universidad Pompeu Fabra y docente en ESCAC, FX, Cátedra de Cine de Valladolid y Museu del Cinema de Girona. Autor de diversos libros sobre David Lynch, David Cronenberg, Jim Jarmusch, Fritz Lang, John Ford y Clint Eastwood. Miembro del Comité de Selección del Festival de Cine de San Sebastián.
Quim Casas
El pasado 1 de agosto fallecía D. A. Pennebaker, a los 94 años. Su hijo dio la noticia tres días después. Sin Pennebaker, hoy no estaríamos hablando del documental de rock, o rockumental, como si fuera un género tan codificado como el terror, la comedia o el cine negro. Él solo desarrolló los cimientos de este tipo de cine en el que siempre resulta difícil dilucidar qué prima más, si la mirada cinematográfica o el grupo, evento o tendencia musical tratada. En definitiva, si en 'Dont look back' (1967), el magnífico documental que Donn Allan Pennebaker dedicó a Bob Dylan, es más importante Dylan que Pennebaker.
En el rockumental hay grandes filmes-concierto como 'El último vals', 'Stop making sense' y 'The year of the horse'. En los tres casos resulta tan interesante quien está detrás de la cámara, cineastas del prestigio de Martin Scorsese, Jonathan Demme y Jim Jarmusch, como los músicos a los que filman en directo, The Band (y sus invitados), Talking Heads y Neil Young & Crazy Horse. También el género ha deparado retratos muy creativos de músicos problemáticos, como 'The devil and Daniel Johnston'. Pennebaker tocó todas las teclas posibles del rockumental y dejó, como mínimo, una obra maestra en cada tendencia.
El más imprescindible de los filmes documentales sobre Dylan es 'Dont look back', considerado además el título fundacional del documental rock. Y aunque 'Woodstock' pasa por ser la gran película-concierto (Pennebaker fue tentado para dirigirla), las bases de esta variante del rockumental las estableció el director con 'Monterey Pop' (1968), crónica ejemplar de aquel festival californiano celebrado en junio de 1967.
Pennebaker llegó al rockumental a través del 'cinéma-vérité' europeo y el 'direct cinema' estadounidense. Sus inicios se remontan a 1953. Seis años después ya se había asociado con el productor Richard Leacock, que resultaría fundamental en la evolución de su estilo y temas tratados. Tras una serie de filmes de carácter político -'Brussels loops' (1957), 'Opening in Moscow' (1959)- o centrados en el cine y el teatro, como 'Jane' (1962), crónica de los preparativos de un montaje teatral protagonizado por Jane Fonda con 25 años, Pennebaker y Leacock fueron contactados por el representante de Dylan, Albert Grossman, para realizar un documental sobre él aprovechando la gira de presentación del disco 'Bringing it all back home'.
Pennebaker tuvo la suerte de capturar un momento crucial en la carrera de Dylan, la electrificación de su sonido. El filme contiene fragmentos de actuaciones, ruedas de prensa y conversaciones, y muestra sin tapujos la cara menos amable del autor de 'Just like a woman', discutiendo con un periodista o humillando en público al cantante Donovan.
'Dont look back' cuenta con una de las imágenes cinematográficas más recordadas de Dylan, aquella en la que muestra a cámara varios carteles con la letra del tema 'Subterranean homesick blues' mientras detrás de él Allen Ginsberg conversa con otro individuo. Esta secuencia es considerada uno de los primeros videoclips (de hecho este concepto aún no existía cuando se rodó).
Después se encargó de filmar 'Monterey pop', centrando el foco en la relación entre los músicos y el público. Por aquel macroconcierto pre-Woodstock desfilaron Otis Redding, Mamas and the Papas, Canned Heat, Janis Joplin, The Who y Jefferson Airplane, entre otros, pero nada como la forma con la que Pennebaker inmortalizó a Jimi Hendrix tocando 'Wild thing' para después quemar su guitarra en el escenario. El material sobrante sobre Hendrix sería recuperado en 'Jimi plays Monterey' (1986).
La tercera obra definitiva de Pennebaker es 'Ziggy Stardust and the Spiders from Mars' (1973), filmación sucia y epidérmica del concierto celebrado el 3 de julio de 1973 en el que David Bowie liquidó a su álter ego Ziggy Stardust y las Arañas de Marte tocaron por última vez.
Hasta el 2016, el director seguiría explorando el legado de Hendrix en varios documentales más, realizando videoclips (para Depeche Mode y David Bowie), filmes sobre Little Richard, Jerry Lee Lewis, Chuck Berry, la Plastic Ono Band, Branford Marsalis o los músicos de Stax Records, además de películas de marcado acento político como 'The war room' (1993), sobre la campaña presidencial de Bill Clinton en 1992, o el curioso 'Unlocking the cage' (2016), en torno a un grupo de abogados empeñados en establecer la personalidad jurídica de los simios, elefantes y cetáceos en Estados Unidos. En 2013 recibió un (siempre tardío) Oscar honorífico tras ser nominado por 'The war room'.
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