CRÓNICA DE MÚSICA

Estilismo catalán con la Orquesta Barroca de Barcelona

La formación, liderada por el concertino Gilles Colliard, se lució con Vivaldi en el Palau

Gilles Colliard, al frente de la Orquesta Barroca de Barcelona

Gilles Colliard, al frente de la Orquesta Barroca de Barcelona

Pablo Meléndez-Haddad

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La Orquestra Barroca de Barcelona (OBB) subía al escenario del Palau dentro del ciclo de Novaria Concerts liderada por el concertino Gilles Colliard, quien optó por un programa que rescataba algunos de los más de 400 conciertos del fundamental Antonio Vivaldi, ofrecidos junto al más grande de sus hits, sus ‘Cuatro estaciones’.

La popularidad de estas obras, debido precisamente a que son tan conocidas, las convierten en un terreno pantanoso para las orquestas que no dominan ya no solo el estilo, sino ese equilibrio perfecto y refinado entre virtuosismo y acción de conjunto que demandan estos conciertos. La OBB pudo con ello, aunque sin clavecín, optando por guitarra, tiorba, viola y violonchelo, aspecto que funcionó salvo en la introducción del ‘Invierno’. Los músicos se plegaron a las directrices de Colliard sacando lustre a la inventiva melódica vivaldiana sin teatralizar ni detenerse demasiado en las descripciones que realiza el autor, sino apostando por un discurso musical más que nada vigoroso y entusiasta.

Obviamente las ‘Estaciones’ cerraron el programa, en cuya primera parte se ofrecieron el ‘Concierto RV 121 en Re mayor’, el ‘Concierto "alla rustica" en Sol mayor, RV 151’, y tres de ‘L'estro armonico, Opus 3’, siempre sin clave, muy bien recibidos por un público reducido pero entusiasta. Los ambiciosos tempi de los dos primeros alejaron la interpretación de la perfección, pero los solventes intérpretes supieron reponerse sin problemas. Colliard demostró su valía en todas sus intervenciones, especialmente brillante en el ‘Allegro’ final del ‘Verano’, todo potencia y virtuosismo.