TOPONIMIA MUSICAL

'Allentown': Los acordes de la ciudad suburbana

La canción de Billy Joel cuenta la vida en una ciudad hecha de padres que lucharon en la segunda guerra mundial

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Lucía Lijtmaer

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Si alguien compusiera una canción que hablara sobre la planificación urbanística, me levantaría a aplaudirle inmediatamente. No. Hay cosas sobre las que sencillamente no se pueden hacer canciones". Estas son las palabras de David Byrne, líder de Talking Heads. Interesante, sí. ¿Acertado? No mucho. O quizás es que Byrne no ha escuchado nunca el hit de Billy Joel de 1982, 'Allentown'.

'Allentown', con sus acordes alegres, cuenta la vida en una ciudad hecha de padres que lucharon en la segunda guerra mundial, sacaron a bailar a jovencitas que serían madres y acto seguido, aquí estamos todos, viviendo en Allentown, una urbe que decae poco a poco. Lo cierto es que el relato que cuenta Billy Joel es el de aquellos que a principios de los ochenta viven en una ciudad industrial que intenta lidiar con la caída de la industria manufacturera estadounidense.

Y es más, Allentown tiene un modelo, que no es otro que Lewittown, una ciudad de 50.000 habitantes situada en Long Island, conocida como el primer suburbio producido masivamente en Estados Unidos, el arquetipo estadounidense por excelencia de ciudad suburbana de posguerra. Lewittown lleva el nombre de su constructor, William Lewitt, que construyó el distrito como una comunidad diseñada sobre plano para los veteranos de la segunda guerra mundial.

Lewitt fue, de alguna manera un visionario: en el frente, dónde luchó, adquirió experiencia en la construcción masiva de viviendas de militares, usando piezas intercambiables. Vio con rapidez que la posguerra y el babyboom correspondiente implicaría un auge en la construcción para el que él estaba preparado: compró grandes cantidades de tierra en Long Island y desarrolló un sistema para la producción de viviendas similares serializadas. La empresa Lewitt & Sonds desarrollaría en ese espacio hasta 30 casas al día, en las que la velocidad y la eficiencia -se necesitaban sólo 26 pasos para construir una casa- eran claves. Los Lewitt iban más allá: su producción en masa les permitía y con contactos directamente a proveedores, y entregaban las casas con electrodomésticos incluidos.

En esas casas crecían los futuros obreros de Lewittown, hijos de soldados y de amas de casa, que al crecer, sacarían a bailar a otras chicas a los acordes de “Allentown”.