CRÍTICA DE CINE
'522. Un gato, un chino y mi padre', combinación arbitraria
Sucesión de capítulos estrambóticos sin orden ni concierto lastrados por un ritmo inconsistente y un tono antipático
Beatriz Martínez
Periodista
Periodista cultural y crítica de cine.
Beatriz Martínez
El título parece un chiste, pero no es una comedia. Tampoco es un drama. En realidad, no se sabe muy bien lo que es más allá de tomar la estructura de una 'road movie' que lleva a la protagonista (una esforzada Natalia de Molina), que sufre agorafobia, a embarcarse en un viaje de Sevilla a Portugal después de morir su gato, en busca de su padre y acompañada de un chino. Lo que ocurre durante el trayecto es una sucesión de capítulos estrambóticos que no tienen ni orden ni concierto, lastrados por un ritmo inconsistente y un tono antipático. Al final, más allá de la anécdota, todo termina dando igual, la chica buscando sus raíces, el gato, el chino y el padre.
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