CRÓNICA DE MÚSICA

Alejandro Sanz, a lo grande en Cornellà

El cantante combinó las canciones de su nueva obra, '#Eldisco', con clásicos de álbumes como el popular 'Más' y contó con Shakira, Judit Neddermann y Arcángel como invitados

Alejandro Sanz, en el RCDE Stadium de Cornellà.

Alejandro Sanz, en el RCDE Stadium de Cornellà. / periodico

Jordi Bianciotto

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Los fastos del 20º aniversario de ‘Más’ refrescaron la memoria en torno a las páginas doradas de Alejandro Sanz y están en el trasfondo de esta gira que lo proyecta a grandes recintos como el sevillano estadio Benito Villamarín (donde empezó hace una semana) y el RCDE Stadium, de Cornellà, la plaza de su reencuentro, este sábado, con sus fans catalanes. La de mayor tamaño de su historial en Barcelona (y cercanías), con 35.000 personas según la promotora Doctor Music. A caballo de aquel álbum y del más reciente, titulado con poca humildad '#Eldisco', extendió sus dominios el madrileño combinando registros, de la hiper-balada al funk, la rumba y los acentos cubanos.

Con 25 minutos de retraso entró el grupo en acción con una introducción instrumental aparatosa (a medida que los nombres de los músicos desfilaban por una de las pantallas de vídeo), camino de ‘Hoy que no estás’, la canción con la que se abrían las noches de ‘Más’. La estrella, guitarra eléctrica en bandolera, avanzando entre acordes rockeros y uno de sus estribillos extralargos con su sello. “¡Arriba Barcelona!”. El nuevo material comenzó a manifestarse con una de sus cartas más débiles, ese número ‘funky’ sobreactuado conocido como ‘Azúcar en un bowl’, tratando de hacernos sentir “como tigres en libertad”.

Confluencia y eclipse

Pero el guion estaba abierto a las sorpresas, y tras los saludos protocolarios (incluyendo disculpas por las largas colas de los accesos), Sanz anunció muy poéticamente a “una amiga que es a la música lo que las flores a la primavera”, cuya cercanía, añadió, le altera “el ph del alma”: ni más ni menos que Shakira. “Cuando nos juntamos es como uno de esos eclipses que ocurren muy de vez en cuando”, aseguró antes de que ambos rindieran cuenta de ‘La tortura’, su ‘hit’ conjunto (del 2005), con baile libidinoso y llamaradas finales.

Otro clásico de ‘Más’, ‘Aquello que me diste’, encauzó el repertorio en una versión realzada por los metales. Arropando a Sanz, una banda de 12 músicos, con paridad de género y las presencias catalanas de la recuperada Txell Sust, a los coros (misión que compartió con la estadounidense Karina Pasian), el portentoso guitarrista Pau Figueres y el multinstrumentista Vic Mirallas, un músico con un pie en los modernos géneros urbanos. Montaje vistoso y elegante, con sendas pasarelas confluyentes en una letra a invertida, símbolo del último disco y de la gira, y profusión de pantallas de vídeo con efectos tridimensionales.

Al borde de las lágrimas

El Alejandro Sanz de '#Eldisco' conectó con su versión más clásica en ‘No tengo nada’, baladón en el que irrumpió con hondura otro invitado, el flamenco Arcángel. Y abrió cadencias tropicales en ‘Back in the city’, un número de ‘crossover’ en la estela de algunos éxitos de Santana, y en ‘Te canto un son’, tema en el que dice tener el corazón ‘partío’ entre La Habana, Miami y Cádiz.

A Sanz se le acumula tanto repertorio que procede a agrupar canciones en ‘medleys’, al estilo de Burt Bacharach o Maria Bethânia, y esa fue la manera, que pudo saber a poco a sus fans, de ventilar canciones como ‘El alma al aire’ o ‘Regálame la silla donde te esperé’. Hitos ‘alejandrianos’ que convivieron con un goteo de novedades en el que acabó destacando 'El trato'. Momento especial, con miles de globos blancos repentinamente iluminados en el estadio por iniciativa organizada de los fans. Sanz se emocionó, y se diría que al borde del episodio lagrimógeno, hizo interrumpir la canción.  "Estáis locos, qué barbaridad. Voy a empezar de nuevo, ¿vale? Os quiero, os amo". 

Un segundo congelado

Tras ‘Quisiera ser’ y 'Yo te traigo', el bis comenzó con un nuevo 'medley' a través de '¿Y si fuera ella?' y 'Amiga mía' y trepando hasta las cumbres de 'Mi soledad y yo', y derivó con la escena de Sanz al piano, reduciendo a su poético esqueleto 'Yo sé que la gente piensa' y '¿Lo ves?'. Ahí, en la secuencia más delicada de la noche, anunció la última presencia invitada. "Una mujer que me encanta y me fascina", Judit Neddermann, cómplice en 'Este segundo', canción que describió como "una pequeña joya" que "merecía ser cantada en castellano y en catalán". Sus voces se fundieron ahí tratando desesperadamente de detener el tiempo. Clímax de mágica sencillez, tras el cual llegó el fin de fiesta a golpe de rumba latin-jazz con el universal ‘Corazón partío’, recreada a placer, estirando la noche hasta rozar las dos horas y media y reafirmando los poderes de un artista que sigue corrigiendo al alza la unidad de medida de su éxito.