CRÍTICA DE CINE

'Vitoria, 3 de marzo': recuperar el olvido

La película de Víctor Cabaco es un ejemplo de cine político sólido, íntegro y alejado de tentaciones enfáticas

Beatriz Martínez

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Son muchos los capítulos oscuros de la historia reciente de España que permanecen en el olvido o que todavía no han sido justamente reivindicados. La película ‘Vitoria, 3 de marzo’, se encarga de recuperar uno de esos episodios que tuvieron lugar tras la muerte del caudillo para demostrar que la dictadura todavía se encontraba representada dentro del sistema a través de un rígido control de las libertades y la utilización del miedo y la violencia como armas de represión.

El director Victor Cabaco intenta registrar de forma casi documental todos los acontecimientos que desembocaron en la conocida como matanza del 3 de marzo, cuando las fuerzas del orden irrumpieron en una asamblea de trabajadores, en huelga para mejorar sus condiciones laborales,y la reunión terminó convirtiéndose en una carnicería. Para ello, para subrayar la veracidad y el realismo, utiliza grabaciones de la época e imágenes de archivo que se funden con la ficción para intentar emular una continuidad estética.

Más pegas habría que poner al mecanismo narrativo (las tramas de amor y celos no terminan de funcionar) que se utiliza para sustentar la película, a través de una familia atrapada entre el estancamiento ideológico de los progenitores y la voluntad de cambio por parte de las nuevas generaciones. En cualquier caso, un ejemplo de cine político sólido, íntegro y alejado de tentaciones enfáticas.