CRÓNICA DE ACTUACIÓN

Disturbed, metal tierno en Razzmatazz

El grupo de Chicago reapareció en Barcelona tras casi dos décadas de ausencia combinando su sello más ofensivo con las incursiones en los medios tiempos acústicos, contraste plasmado en su último disco, `Evolution¿

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Jordi Bianciotto

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Como si los años y el sentido de la fugacidad de la vida les hubieran ablandado el corazón, los caballeros de Disturbed se muestran más sentimentales que de costumbre en su último disco, ‘Evolution’, inspirado en parte en los decesos de amistades del gremio como Chester Bennington (Linkin Park) y Vinnie Paul (Pantera). Un disco que no ha vuelto loca de alegría a la afición, hay que decir, lo cual no fue obstáculo para que las entradas de su concierto de este viernes en Razzmatazz volaran con días de antelación.

Había ganas de ver a un cuarteto que no había vuelto a Barcelona desde que, en el 2001, teloneó a Marilyn Manson en el Pavelló de la Vall d’Hebron. Otros tiempos: Disturbed ejercía entonces de rabiosa atracción neo-metal (que no exactamente nu metal), filtrando clichés en eficientes artefactos sonoros tocados por la intimidante figura vocal de David Draiman. Sin ser un grupo con aptitudes para marcar una época, se armó en aquella década de una robusta ristra de ‘hits’ que, la otra noche, dominaron buena parte del repertorio, en particular de la primera mitad: ‘Prayer’, ‘The vengeful ones’ o ‘Stupify’, con el aplastante ‘groove’ del bajista John Moyer, el doble bombo de Mike Wengren y las opacas capas de guitarra de Dan Donegan, siempre al servicio de una épica emocional de corte seco.

Pacificación acústica

Disturbed compensó a sus abnegados fans catalanes por el tiempo de espera, pero regresó en una versión un poco distinta. Siempre fue un grupo peculiar, quizá el único del mundo capaz de reivindicar a Genesis época Phil Collins (‘Land of confusion’, que sonó a medio ‘setlist’), y ahora tiene a bien abrir cuñas con guitarras acústicas y taburetes: ahí estuvieron ‘Hold on to memories’ y ‘A reason to fight’, portadora esta de un discurso sobre las patologías modernas que condujo a Draiman a lanzar una pregunta a los "hermanos y hermanas" del público: "¿Cuántos de vosotros habéis combatido los demonios de la adicción y la depresión?". Cientos de brazos se alzaron en Razzmatazz camino de la filosófica, acaso curativa, ‘Thesoundofsilence’, con redobles de timbal dignos de un péplum de los que amenizan estos días las sobremesas, y los correctivos de ‘Indestructible’ e ‘Insidethefire’.

Disturbed jugando con los contrastes, buscando el confort del alma y dejando para el final la canción nueva más invasiva, ‘No more’, y las fiables repescas de ‘Stricken’ y ‘Down with the sickness'. Legado quizá poco trascendental pero motivador para una generación que buscó salidas a la evolución del género metalero.