A. M. Homes: "«Lo que ofrece la literatura es el sentido de tu corazón»"

A.M. Homes piensa que «el comportamiento humano no cambia, es su expresión lo que se transforma». Algo similar se puede decir de su obra, en la que fluyen los mismos temas de fondo, preocupaciones, certero análisis y admirable escritura cobre la forma que cobre el libro. El último, 'Días temibles' (Anagrama) es una magnifica colección de relatos donde la autora vuelve a exhibir su talento y su capacidad de observación de la sociedad estadounidense en particular y del ser humano.

En estas historias hay humor y dolor, memoria y familia, sexo e historia, realidad y magia. También, un recordatorio de que lo que puede parecer absurdo encuentra su traducción en la vida real. En Un premio para cada jugador, por ejemplo, un hombre corriente sin cualificación política aparente acaba convertido en candidato a presidente. Homes escribió el relato años antes de que Donald Trump irrumpiera políticamente en nuestras vidas.

¿Está haciendo la literatura algo que los políticos y la sociedad en general no hacen?

Uno de los trabajos de la literatura es encontrar el lenguaje para, digamos, lo innombrable, para hilos que se mueven en la sociedad. Un premio para cada jugador la escribí hace años y pensaba mucho sobre cómo la gente de este país no se siente escuchada, no vista. Trump, como 'outsider', supo reconocer la frustración de la gente trabajadora y no creo que en cambio ninguno de los dos partidos lo hiciera muy bien; hay una división enorme entre nuestro establishment político y la gente.  Lo desafortunado es que  Trump manipuló a gran escala. Mucha gente pensó que él les escuchaba pero a él no les importaba, para él eran irrelevantes.

"Trump como 'outsider' supo reconocer la frustración de la gente trabajadora pero por desgracia también los manipuló a gran escala" 

Varios relatos tratan mucho sobre el poder de la historia. Hace cuatro años, en nuestra entrevista por Ojalá nos perdonen, hablaba del problema de olvidar la historia, de no enseñarla. ¿Ha empeorado la situación?

 Ha empeorado ese olvido y, para colmo, hemos olvidado los hechos y  la verdad y esa  combinación es muy peligrosa. Afecta a cómo nos describimos, a cómo nos identificamos, a cómo somos vistos internacionalmente. Están pasando muchas cosas en otros países de una  forma parecida, como el brexit. Eso habla de fracturas en la relación de representación de comunidades, de individuos y de identidad nacional. En teoría debería ser un momento estupendo de evolución de estas cosas, acaba siendo lo contrario. Todo el mundo se repliega y dice: «¡esto es mío!» y creo que detrás de esto hay dos cosas. Una es la inmigración: la gente está muy asustada en todo el mundo y piensan que tienen suficiente ocupándose de su propio país y que hay que mantener al resto del mundo fuera. La otra es que hace años nos dimos cuenta de que nuestras economías están realmente unidas globalmente y  eso fue aterrador, había un deseo de que cada país pudiera sostenerse por sí mismo y la verdad es que ninguno puede, todo está demasiado entretejido. Parece que todo esto se les hubiera escapado a los economistas, los historiadores y los políticos. Lo que le diría a cualquier joven es que estudie historia y económicas: ahí es es donde ves desplegarse todos los elementos del comportamiento humano. Ha sido así desde el principio de los tiempos.  El comportamiento humano no cambia, es la expresión de ello lo que se mueve

"Hace años nos dimos cuentan de que nuestras economías estaban realmente unidas globalmente y eso fue aterrador"

En sus relatos, a la vez, es trascendental  la conexión humana, la necesidad de contacto físico, emocional, amigos, familia...

Lo que te ofrece  la literatura no  te lo puede dar el periódico : el sentido de tu corazón.

Es un libro muy físico. 

Quería que fuera humano. Por un lado pienso en mí como pensadora filosófica, moral, pero si solo escribiera historias abstractas no sería suficiente. Tienen que ser palpables, reales, del corazón y capturar las complicaciones de lo que significa ser una persona, las decisiones difíciles, el dolor...

En EEUU se usa mucho el término surrealismo para hablar de su trabajo pero para mí es realismo mágico.

Yo también lo creo. Los estadounidenses suelen ser  muy literales, confuden  ser literales con basarse en hechos reales. Se ven muy limitados por eso, se sienten amenazados por algo llamado realismo mágico. Le llaman surrealismo como una forma de criticarlo. Ni siquiera saben lo que significa surreal. Yo siempre estoy jugando con los límites del mundo emocional, me interesa mucho, me gusta. El realismo mágico para mí es perfecto porque da cuenta de algo que es real pero que no podríamos contar ni acceder a ello de otra manera. No tenemos una forma de expresar que existe  algo más ahí fuera, algo de lo que puedes sentir si estás en sintonía con el mundo, el ambiente, la cultura y contigo mismo Pasamos mucho tiempo sin querer  saber cosas que sabríamos de otra forma. El realismo mágico nos facilita ese conocimiento, ayuda a contar esas historias e ilustrarlas. Es lo que el corazón ya sabe.

Antes del gobierno de Trump estaba pensando en escribir una ficción sobre el  colapso del gobierno estadounidense.

Estoy trabajando en ello. Cuando empecé a pensarlo, en 2015 o 2016, la gente se reía de mí y  decía: eso es ciencia ficción. Ahora está siendo mucho más  difícil porque no quiero escribir como reacción a lo que está pasando. Quiero intentar capturar en términos de ficción cómo llegamos a esto y trabajar con personajes, porque tiene que ser sobre gente real. Es divertido pero necesito tiempo. Es difícil escapar del día a día pero es importante intentar pensar en el contexto, en cómo llegamos a esto, dónde vamos, y darnos cuenta de que esto es solo un momento, un pasaje. No es lo definitivo.