CITA CINEMATOGRÁFICA

Las novísimas del cine español sacan los colores a muchos cineastas asentados

El Festival de Málaga presenta este año trabajos de realizadores muy jóvenes y formados académicamente, con visión autoral y estilo muy definido, como 'La filla d'algú', 'Ojos Negros' y 'Suc de síndria'

Un fotograma de 'Ojos Negros', de Marta Lallana e Ivet Castelo

Un fotograma de 'Ojos Negros', de Marta Lallana e Ivet Castelo

Beatriz Martínez

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En los últimos cinco años hemos asistido a una explosión de óperas primas de cineastas cada vez más jóvenes que comienzan a demostrar su talento ya desde el ámbito académico. Los viejos modelos han dejado de tener sentido, ahora las nuevas generaciones, ya nacidas en la precariedad económica y en la crisis laboral, son conscientes de que tienen que aprovechar al máximo cada oportunidad. Por eso, puede que en el pasado los ejercicios de final de carrera fueran una forma de adquirir experiencia a través de una iniciación paulatina. Ahora se convierten en magníficas películas de lo más sólidas en las que no encontramos titubeos de principiante, sino una visión autoral y un estilo muy definido que se sitúa por encima de muchas obras de cineastas asentados.

El Festival de Málaga se ha convertido en un escaparate para descubrir a algunos de estos talentos en bruto, mayoritariamente femeninos, aglutinados en una sección, ZonaZine, en la que se concentran los trabajos más jóvenes y arriesgados, que se atreven a experimentar con las herramientas del lenguaje o que simplemente aportan una visión mucho más fresca dentro un panorama cinematográfico estancado en los modelos más tradicionales. La juventud ya no espera a que le den paso sus mayores, ahora es ella la que coge impulso para salir adelante por su cuenta.

Proyecto de la UPF

Todo empezó con ‘Les amigues de l'Àgata’. Cuatro estudiantes de la Pompeu Fabra se unieron para hacer un largometraje conjunto y de alguna manera marcaron las pautas de toda una generación. Capturaron de manera muy limpia y depurada la fragilidad 'millennial', las dudas que aparecen en esos momentos clave en los que toca pasar página y empezar una nueva etapa, e impusieron el modelo colaborativo como un punto de encuentro, descartando cualquier atisbo de rivalidad entre las diferentes voces.

Después llegaría ‘Julia Ist’, de Elena Martín, y ‘Yo la busco’, de Sara Gutiérrez Galve, y ahora es el turno de ‘Ojos Negros’, el cuarto eslabón de esta cadena que ha ido creando la UPF como promotora activa de una nueva manera de hacer cine. Sus responsables son Ivet Castello, Marta Lallana, Iván Alarcón y Sandra García. Los cuatro han firmado el guion y las dos primeras han estado tirando del carro durante el largo proceso de preparación de la película. Porque eso es algo que no ha cambiado: para dirigir se necesita tiempo y mucho esfuerzo.

La película se centra en una adolescente, Paula, que debe pasar el verano en casa de su abuela, a la que apenas conoce, en Ojos Negros, Teruel. “Me interesaba mucho captar ese momento en el que se pasa de ser niña a mujer, algo que implica una cierta pérdida de la inocencia. Yo lo percibía en mi hermana [Julia Lallana, protagonista de la película], cada vez que volvía a casa la veía diferente y me daba pena perderme todo eso, por eso decidí hacer esta película”, cuenta Marta Lallana.

La directora reconoce que, si no hubiera sido por ‘Les amigues de l'Àgata’, ella y sus compañeros no habrían tenido un referente a la hora de lanzarse a la piscina: “Nos hicieron ver a los demás estudiantes que teníamos historias que contar, cosas que decir y que podíamos hacerlo”.

Película surgida de la ESCAC

La otra gran película surgida del ámbito estudiantil de esta edición del Festival de Málaga es ‘La filla d’algú’. Si en la Pompeu se potencia la teoría, en la ESCAC, la práctica. “El cine no se estudia, se aprende”, reza su lema. Allí se ofrece la posibilidad a los alumnos de cuarto de carrera de componer un largometraje colectivo: todos los departamentos de las diferentes especialidades se unen para hacer algo juntos. Por eso en los títulos de dirección encontramos once créditos, once también en el guion, diez en fotografía, nueve en montaje y así sucesivamente.

“El reto era conseguir que pareciera que la había dirigido una sola persona”, cuenta una de las responsables, Sara Fantova. ¿Hubo tensiones, malos rollos? “Nada de eso, hemos dejado a un lado nuestros egos y nuestra manera de hacer las cosas en favor de la peli”.

El resultado es un angustioso recorrido que sigue los pasos de una mujer embarazada (una fantástica Aina Clotet) durante 24 horas en las que perderá absolutamente el control de su vida: su padre desaparecerá dejando al descubierto una trama de corrupción mientras ella intenta desesperadamente encontrarlo para obtener respuestas. Al mismo tiempo se habla de otros temas como la maternidad en la actualidad o el legado que nos dejan nuestros padres.

“Nuestro tutor, Sergi Pérez, nos marcó una serie de pautas”, continúa Fantova. “Teníamos que partir de una premisa, que hubiera un solo personaje protagonista, que trascurriera a lo largo de un espacio de tiempo concreto y que el objetivo estuviera muy claro desde el inicio”. En cuanto a la organización durante el rodaje, asegura que todo fue bastante intuitivo, a la hora de rodar se dividieron las secuencias y cada uno rodó dos o tres de forma completa, encargándose de la cámara, los actores, la puesta en escena…

La directora es consciente de los retos a los que se enfrentará cuando termine la escuela. Ahora se encuentra inmersa en un máster de la ESCAC, ‘Ópera Prima’, que le dará la posibilidad de hacer un proyecto de forma individual. “Si los jóvenes que estamos haciendo cine solo salimos de las escuelas, es porque se nos da una oportunidad”.

Otros caminos fuera de lo académico

También hay otros caminos, aunque sean todavía más complicados. Irene Moray no pudo entrar en la ESCAC por motivos económicos, así que pensó: “Si no puedo estudiar cine, no puedo hacer cine”. Se equivocó. Marchó a Berlín a buscarse la vida, comenzó a labrarse un prestigio en el mundo de la fotografía y de la publicidad e hizo un cortometraje en plan guerrilla 'outsider'. Su siguiente trabajo, ‘Suc de síndria’, fue seleccionado para el Festival de Berlín, acaba de ganar varios premios en Medina del Campo y ahora lo presenta en Málaga. Un exquisito trabajo en el que aborda la sexualidad femenina desde un punto de vista sensorial y orgánico que abre un nuevo camino expresivo a la hora de abordar temas de un enorme alcance íntimo y social. “Hace unos años parecía imposible que tantas chicas jóvenes estuvieran haciendo cine. Me siento contenta de vivir este momento tan especial. La paridad ayuda a que se derriben los arquetipos dictatoriales y patriarcales, las formas de trabajo piramidales. Ya no es necesario seguir con ese modelo de competencia capitalista, nos nutrimos compartiendo, estimulándonos mutuamente”.