CRÍTICA DE CINE

'Mula': Clint Eastwood, en un país hipotecado

La interpretación de Eastwood ennoblece el filme en el sentido de que le otorga una doble ración de verdad: la del físico del actor y la de su mirada cada vez con menos prejuicios sobre los Estados Unidos

Estrenos de la semana. 'Mula'

Estrenos de la semana. Mula / periodico

Quim Casas

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Clint Eastwood no se dirigía a sí mismo desde hacía 10 años, cuando interpretó al exveterano de la guerra de Corea que vive en un barrio de Detroit repleto de inmigrantes asiáticos en 'Gran Torino'.

Después encarnó a un veterano ojeador de béisbol en 'Golpe de efecto', pero aquel filme estaba dirigido por otro, por su productor habitual Robert Lorenz. Ahora vuelve a ponerse a los dos lados de la cámara, a los dos lados del espejo que refleja la América cambiante que ha conocido el director y actor, para dar vida a otro veterano de Corea que acaba convirtiéndose en mula de un cartel de la droga mexicano.

En 'Gran Torino', el protagonista estaba jubilado y había perdido a su esposa. En 'Mula' también está jubilado, pero lleva años separado de su mujer –y de su hija, uno de los temas vectores de Eastwood en las dos últimas décadas, las complejas relaciones generacionales–, se dedica a la horticultura y está a punto de perder su casa. Por ello acaba convirtiéndose en mula de carga de los narcotraficantes. Por su edad no despierta sospechas y puede ir de un lugar a otro en su camioneta sin que la policía piense siquiera en pararlo.

Eastwood habla de un país en quiebra (moral, social, económica) a través de un personaje hipotecado y con deudas que no puede asumir. No es un relato en absoluto amable. El cineasta ha realizado una operación similar a la de 'Sin perdón', cuando decidió hacer reposar el guion y no llevarlo a la pantalla hasta que él pudiera encarnar, por físico, al viejo y desencantado pistolero protagonista. Nadie como Eastwood podría ser ahora Earl Stone, el anciano inspirado en Leo Sharp, quien trabajó para el cartel mexicano de Sinaloa por los mismos motivos.

La interpretación de Eastwood ennoblece el filme en el sentido de que le otorga una doble ración de verdad: la del físico del actor (que el próximo mayo cumplirá 89 años) y la de su mirada cada vez con menos prejuicios sobre los Estados Unidos. Otra doble mirada también, la del director y la del actor dirigido por sí mismo. No es una película sorprendente, pero si un filme útil.