'4 latas': de aventuras en el Sáhara

Gerardo Olivares ha consagrado buena parte de su vida a capturar con su cámara el entorno natural y plasmarlo en documentales u obras de ficción. Ha pasado por Laponia, Alaska, Mongolia, Amazonia, pero con el Sáhara siempre ha tenido una relación especial. A finales de los 80 cruzó el desierto con un amigo en un Seat Panda y cuando llegaron a la frontera con Mali, conocieron a unos franceses que se dedicaban a vender coches destartalados que traían desde su país. No sacaban demasiado con todo ese negocio, como mucho les llegaba para comprar un billete de avión de regreso, ero lo importante para ellos, era vivir esa experiencia.

“A finales de los 70, principios de los 80, se puso de moda entre los jóvenes vivir aventuras en el Sáhara”, cuenta el director. “Y ellos pertenecían a esa última estirpe de románticos que todavía mantenían ese estímulo como motor de sus vidas”.

'4 Latas': lo importante es la aventura

Esa historia se le quedó en la cabeza y ahora la ha convertido en una película que de alguna manera recupera a esos personajes, de forma hipotética, en la vida actual. Los protagonistas de ‘4 latas’ son tres amigos (interpretados por Hovik Keuchkerian, Jean Reno y Enrique San Francisco) que después de viajar y compartir vivencias durante su juventud, tomaron caminos separados. A ninguno le ha ido demasiado bien, los tres experimentaron su momento de plenitud en su juventud y nunca han vuelto a recuperarla. “Son tres fracasados de la vida. Por eso, este viaje tiene un significado más allá de llegar a un destino, es una huida de donde partían, de sus rutinas, de su estancamiento vital”.

Gerardo Olivares confiesa que es un auténtico enamorado del continente africano. Allí rodó ‘La gran final’ (2006), que contaba los desvelos, en clave de comedia, de una tribu que quería ver el Mundial y ‘14 kilómetros’ (2007), con la que ganó la Espiga de Oro en el Festival de Valladolid, que se centraba en el trayecto de tres emigrantes que soñaban con alcanzar Europa. En ‘4 latas’ también encontramos un personaje, Mamadou (Juan Dos Santos) que nos aporta la visión más dura y menos turística de una zona tan bella como plagada de miseria. “Los occidentales bajamos de paseo, mientras los subsaharianos intentan hacer el camino inverso y llegar a Europa. Es una travesía muy peligrosa en la que muere mucha gente y quería también reflejar esta realidad”.

Quizás mucha gente se pregunte, ¿qué hace Jean Reno en una película española cruzando el Sáhara y aguantando esas condiciones meteorológicas extremas? El director y el actor se conocieron cuando rodaron juntos ‘Hermanos del viento’ en el 2015 y desde entonces se hicieron amigos. Cuando Olivares le ofreció el papel, no lo dudó. “Lo bueno de Jean Reno es que es capaz de salir de su zona de confort y, al fin y al cabo, ese es el mensaje de la película: cuando te lanzas a la aventura, la vida te puede sorprender, tanto para bien como para mal”. El director reconoce que no resultó un rodaje sencillo debido a la dureza del entorno. “Nunca sabes qué va a pasar cuando te adentras en el Sáhara, hay diversión, excitación, pero también drama, desesperación… Como decía Isak Dinensen: en el desierto, Dios y el Diablo son la misma persona”.