'Aquaman': un placer culpable al borde del delirio

El universo DC sigue expandiéndose en cine con el estreno de ‘Aquaman’, la película que se centra en el personaje de Arthur Curry (mitad humano, mitad atlante) y en las aventuras que emprenderá para convertirse en rey de los Siete Mares.

No ha tenido fácil su desembarco en la gran pantalla. El proyecto estuvo diez años dando vueltas por los despachos e incluso se llegó a considerar como un chiste: En la serie de HBO ‘Entourage’, en la segunda temporada el personaje de Vincent Chase (Adrian Grenier) era contratado para asumir el rol de Aquaman en una superproducción dirigida por James Cameron que se convertía en la película más vista de la historia. Doug Ellin, su creador, eligió ese hipotético 'blockbuster' porque pensó que era el proyecto más chiflado que podría hacerse jamás.

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No iba desencaminado. Eran muchos los retos que había que asumir. Para empezar, que casi toda la acción se desarrollara en las profundidades del océano. Pero también era necesario desechar esa imagen de superhéroe con pocas luces que parecía haberse incrustado en el imaginario de la cultura popular. La elección de Jason Momoa, en ese sentido era tan arriesgada (era la primera vez que se hacía cargo de un protagonista) como finalmente acertada, ya que es capaz no solo de aportar fuerza y carisma al personaje, sino también de impregnarlo de un sentido del humor macarra y socarrón.

A la espera de su estreno en Estados Unidos, la película se ha convertido en un fenómeno de taquilla en todos los países en que se ha proyectado

Pero lo más importante era encontrar al director adecuado. Si con ‘Wonder Woman’ la factoría DC tuvo la agudeza de fichar a Patty Jenkins para que se acercara al universo femenino de la superheroína amazona, en esta ocasión han vuelto a demostrar que tienen mucho ojo poniendo a James Wan al frente, que consigue componer una sinfonía acuática excesiva y pulp que es un auténtico 'guilty pleasure' al borde del delirio.

Wan juega con todos los elementos que tiene a su alcance como si fuera un niño (como esa banda sonora llena de hits inesperados, atención a los momentos en los que suena Depeche Mode y Pitbull) y se mueve como pez dentro del agua en todos los sentidos imaginables. Todos aquellos que pensaron alguna vez que no funcionaría una película de superhéroes submarina, se equivocaban. En ‘Aquaman’ encontramos batallas en las que los tiburones hacen de caballos, criaturas lovecraftianas, pulpos percusionistas y una trama que bascula entre la mecánica del videojuego y las tragedias de Shakespeare.

El discurso ecológico también está presente en la película. La guerra contra el mundo de la superficie que quiere iniciar el hermano de Arthur, el rey Orm, toma como excusa acabar con ese afán destructor y contaminador del ser humano, aunque la verdadera razón, como ocurre con todos los monarcas absolutistas sea la ambición por el poder y el control total. Por eso el personaje de Aquaman se convertirá en la única posibilidad para la concordia entre la esfera marítima y la terrestre. Pero para conseguir alcanzar la paz primero tendrá que encontrar el Tridente Perdido de la Atlántida en una cruzada llena de aventuras y peripecias que nos irá llevando de una a otra pantalla, cada una totalmente diferente entre sí, porque aquí de lo que se trata es de priorizar la desmesura, el 'non-sense' y, sobre todo, el éxtasis visual más extremo por encima de la gravedad y el discurso político de, por ejemplo, ‘Black Panther’.

Reparto de campanillas

En el reparto, además de Jason Momoa encontramos a Amber Heard, que tras su polémico divorcio de Johnny Depp y su denuncia por malos tratos, demuestra con su papel de Mera lo desaprovechada que siempre ha estado en el cine. Junto a la pareja protagonista encontramos a un Dolph Lundgren pletórico, a un Willem Dafoe irreconocible en un papel entrañable, a un habitual del cine de James Wan como es Patrick Wilson y, como guinda del pastel, Nicole Kidman como madre de Aquaman. Es la primera vez que vemos a la actriz en una película de estas características, pero al parecer había seguido con mucho detenimiento la carrera de James Wan desde que hizo su ópera prima en Australia, (previa a ‘Saw’) titulada ‘Stigyan’ (2000) y estaba deseando trabajar con él.

La película se ha convertido en un auténtico fenómeno en cada uno de los 43 países en los que se ha estrenado (falta todavía Estados Unidos donde se prevé que rompa récords). Es la película número #1 a nivel internacional por segunda semana consecutiva, y lleva recaudadas cifras verdaderamente escandalosas, como en China, que ha acumulados más de 189 millones de dólares. Al final ‘Aquaman’ ha demostrado que no hay proyecto insensato si se hace con talento, desparpajo y sin miedo a caer en el ridículo.