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'Caminando entre dinosaurios': el sueño de 'Parque Jurásico' se hace realidad

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Eduardo de Vicente

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El sueño de muchos niños (y, ¿por qué no decirlo? también de muchos adultos) sería que se hiciera realidad el Parque Jurásico imaginado por Michael Crichton que hizo visible Steven Spielberg. Desgraciadamente, se trata tan solo de un proyecto de ficción pero ahora podemos experimentar algo parecido con un espectacular montaje que puede verse solo hoy y mañana en el Palau Sant Jordi, Caminando entre dinosaurios, donde escucharemos a los peques exclamar: ¡Si parecen de verdad!

Todo parte de una serie muy realista de la BBC que nació en 1999 y que también conoció una versión cinematográfica en el 2013 que estaba protagonizada por un ¡paquirrinosaurio! Las carcajadas en las salas eran continuas al desconocer la mayoría de espectadores que esta denominación existía realmente, no era ninguna broma, y se acordaban inevitablemente del hijo de la Pantoja. En esta ocasión descubriremos 18 dinosaurios de nueve especies muy diferentes a tamaño natural. Sí, sí, son enormes, gigantescos y fieles a las medidas de los originales.

Un paleontólogo nos guía en el camino

El decorado está presidido por un escenario rodeado por unos grandes colmillos donde se ubica la pantalla central para proyecciones. A ambos lados otras dos pantallas se ocuparán de mostrarnos ampliados los mejores detalles. El suelo está enmarcado por unas piedras y en medio descubrimos dos rocas con forma de volcán. El presentador es un paleontólogo interpretado por el actor catalán Joan Sureda (visto en la serie La Riera o en El rey Lear que dirigió Lluís Pasqual en el Lliure) que hace de narrador, nos presenta a los diferentes saurios y ofrece muchos datos muy didácticos en torno al periodo en el que dominaron la Tierra.

Vemos Pangea, el supercontinente donde se concentraron las masas y las posteriores evoluciones de nuestro planeta. Con la llegada de las lluvias empieza a crecer la vegetación y vemos los primeros huevos de donde salen unos diminutos animales. Nos explican la principal diferencia entre unos y otros: unos son herbívoros y otros depredadores. Es el triásico, hace 250 millones de años. El primer ejemplar es el liliensternus que pertenece al segundo género y que se enfrentará a un amistoso braquiosaurio que deberá defender a sus crías. En la segunda escena surgen las primeras plantas y el presentador sigue las huellas de las pisadas de otros gigantescos animales: el estegosauro y el alosaurio que parecen predestinados a enfrentarse pero un oportuno fuego provoca que aparquen la pelea.

El ejemplar más alto de todos

La siguiente secuencia se ambienta en el jurásico y muestra como el alosaurio acosa a un braquiosaurio hasta que la llegada de un nuevo cuellilargo, aún mayor (11 metros de alto y 17 de cola) acaba espantando al agresor. Tras 45 minutos de espectáculo llegamos al intermedio (unos 20 minutos) y comprobamos que, pese a las advertencias que se hacen por megafonía de que no hagamos fotos con flash porque los dinos pueden enfadarse, nadie hace caso. Imposible resistirse. Ay, que algún día tendremos una desgracia…

La segunda parte ya transcurre en el cretácico y, en la pantalla central se proyectan imágenes de un ejemplar volador que recuerda al pteranodón pero no se hace realidad como los otros. También conoceremos a los utahraptores, similares a los velocirraptores. Los insectos polinizan las flores y el paisaje se llena de luz y color con efectos deliciosos como la aparición de las mariposas. Dos grandes torosaurios se enfrentaran por conseguir el poder en la manada y uno de ellos perderá un cuerno. Es la selección natural, nos explican, la ley del más fuerte. Los sonidos y la música contribuyen a la emoción durante la pelea.

La llegada del dinosaurio más esperado

Llegamos al tramo final donde un anquilosaurio amenaza a un pequeño tiranosaurio pero la aparición de la madre pone las cosas en su sitio. Es el dino más esperado, y el más temido, el Tyranosaurius Rex. Sus atronadores bramidos marcan esta secuencia en la que se pasean para que los niños puedan verlos desde cualquier butaca y también tiene sus momentos tiernos madre-hijo. Al final, hasta cuatro dinosaurios ocupan el escenario. La llegada de un cometa mostrado por medio de una explosión de luces blancas acaba con la vida de los dinosaurios y quienes habían sido los amos de la Tierra durante 170 millones de años desaparecen trágicamente. Pero no podía acabar así y se ofrece esperanza al afirmar que sus sucesores son los pájaros.

Este grandioso montaje requiere un gran número de personal. Entre bambalinas se encuentran unos 50 operarios  Los animales más pequeños son dirigidos por una persona escondida en su interior que lleva algo así como una mochila que pesa unos 40 kilos. Los más grandes ocultan a una o dos personas mientras que unos titiriteros se ocupan de mover a distancia por control remoto diversas partes del cuerpo para que puedan tener expresión. En algunos casos llevan en su interior unos ventiladores para aumentar su volumen. Están en constante contacto con los últimos descubrimientos y, por ello, a algunos se les han añadido unas plumas para ser fieles a las averiguaciones más recientes. El resultado final es deslumbrante, tienes la sensación de haber estado en su hábitat natural y los niños disfrutan al ver realizado su sueño de haberlos visto con sus propios ojos. A Spielberg le encantaría…