testas estelares

Cinco peinados clásicos del pop y uno delirante y nunca imitado

Un recorrido por la estética capilar que discurre por cauces más o menos ortodoxos hasta que llega el 'eso' del cantante de A Flock of Seagulls

Mike Score     Icult peinados

Mike Score Icult peinados / periodico

Kiko Amat

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'Wedge' (Del lat. 'cortinajex asimetricus')

Lo llevaron, a principios de los ochenta, Tony Hadley de Spandau Ballet, Paul Weller, el fulano de las gafas de A Flock of Seagulls y tantos otros insensatos. Consiste en un flequillazo ladeado, con desequilibrio voluntario en un costado del cráneo, que idealmente debe cubrir parte de la faz y un ojo: mitad Dos Caras (el villano de Batman), mitad cortina de baño recogida. Para nivelar el cuerpo, los peluqueros recomiendan llevarlo siempre con bolso de mano colocado estratégicamente en el lado opuesto del cuerpo. En España lo pasearon por plazas de toros y galas estivales los tres integrantes de aquella plaga desatada por al Anticristo que algunos llaman 'Mecano'.

'Skinhead' (Del lat. 'cocolisus esplendidum')

Contadas estrellas del rock se atrevieron con el rapado completo. Entre ellas podemos contar a Brian Eno (de Roxy Music), Isaac Hayes, Billy Corgan de Smashing Pumpkins, Michael Stipe de R.E.M., Buster Bloodvessel de los Badmanners, Rob Halford de Judas Priest, Britney Spears aquella vez en que se le fue la pinza, Slade cuando se quisieron hacer pasar por cabezas rapadas durante 43 minutos de su carrera, Sinead O’Connor, el señor aquel que tocaba el teclado en La Mode, y acabo de darme cuenta de que en realidad son muchísimos. Consiste en afeitarse la cabeza; no reviste más complicaciones. Las connotaciones de este corte son ineludiblemente carcelario-frenopáticas.

Casco (Del lat. 'Principus Valientex')

El llamado 'boob' masculino fue uno de los peinados más populares de los sesenta, como pueden comprobar en cualquier instantánea de la época, de los Byrds y los Beatles a Brian Jones de los Rolling Stones, pasando por todo el garaje rock americano (Seeds, Chocolate Watchband, Standells y los demás) y, ya en los ochenta, una parte notable del indie rock (Johnny Marr de The Smiths lo llevó, si bien tuneado para los 80 a generoso golpe de laca). No me pregunten por qué alguien querría llevar un peinado tan parecido a la cáscara de Calimero, pero en 1966 esto era la panacea folicular.

Tupé (Del lat. 'frontispicius protuberantem')

También llamado 'pompadour'. Hay algo indiscutiblemente fálico en el tupé, no me digan que no. Consiste en modelar el pelo de la parte frontal de la coronilla para que parezca que del cráneo está emergiendo un cachalote enloquecido (o una segunda cabeza). Y asimismo, resulta ostensiblemente atractivo y tiene un nosequé viril, aunque para lucirlo uno tenga que pasar una amplia parte de la existencia esculpiéndolo en el baño (de forma bastante poco viril). Piensen en Elvis, Johnny Cash, Los Rebeldes hacia 1987 (antes de que aparecieran los sombreretes), Loquillo desde casi octavo de EGB (de forma algo sospechosa, por cierto; ¿quién vota por bisoñé?), James Dean y un tedioso y rocanrolero etcétera.

'Mullet' (Del lat. 'mulleto horrífico')

Los españoles no tenemos una palabra para definir el peinado largo por la nuca y corto por los lados (frontal variable). Inexplicable laguna léxica para el país que mejores 'mulletazos' ha dado al mundo desde principios de los setenta (junto con Australia, Alemania y el sector sureño-hillbilly de EEUU). Desde esta columna propongo llamarlo 'laatcola' (Largo de Atrás, Corto en los Lados), que suena medio azteca. El 'mullet' es fluctuante e indefinido como el posmodernismo: quiere decirlo todo y nada a la vez; lo llevaron príncipes y mendigos, plebeyos y lores. Puede significar atraco yonqui en ciernes o concierto new romantic. Lo lucieron Camarón, todos los AC/DC, Bono Vox (etapa 'An unforgettable fire') o Tony Hadley de Spandau Ballet. Durante unos pocos confusos meses de 1982 también lo llevaron algunos mods españoles, que naturalmente habían decidido emular al tío equivocado en The Jam. En mi instituto, hacia 1986, era uno de los atusados más populares: lo llevaba un 40% del alumnado, que paseó por los pasillos aquella mofeta mortecina aferrada a la nuca como si fuese la cosa más espléndida que había bajo el sol. Como las hambrunas o el cometa Halley, el 'mullet' regresa a las calles cíclicamente, justo cuando pensabas que jamás volverías a verlo aparecer.

El 'eso' (Del lat. 'absurdus frenopaticus')

Tampoco existe un nombre para este peinado, que solo se atrevió a sacar de paseo un hombre a lo largo de toda la historia de la humanidad: el cantante con cara rural de A Flock of Seagulls, discretito grupo inglés de synth-pop de los 80. Aquel valiente se llamaba Mike Score, y se ignora qué trataba de conseguir con este inquietante acicalado capilar, que recuerda a una marca de rueda de tractor en un campo de alfalfa, con tobogán frontal y laterales belcebú como extras de serie. Por descontado, no existen imitaciones o segundos advenimientos, pues nadie deseó copiar tamaña insensatez. Ni siquiera Tony Hadley, de Spandau Ballet.