CRÓNICA

Johnny Marr, el eco de The Smiths

El guitarrista combinó su obra en solitario de madurez con los clásicos de su antigua banda en un consistente concierto

Johnny Marr, en la sala Bikini

Johnny Marr, en la sala Bikini / periodico

Jordi Bianciotto

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Le ha costado a Johnny Marr decidirse a construir una carrera en solitario, pero sus tres discos publicados desde el 2013 esbozan por fin un camino para el que fuera guitarrista de The Smiths. El más reciente, ‘Call the comet’, recupera la vieja tensión mancuniana manejando incisivas líneas melódicas, trazos pospunk y algún que otro experimento sónico, receta que, combinada con algunos hitos del pasado, le permite consumar noches edificantes como la de este lunes en Bikini.

Concierto que tuvo algo de terapia de autoestima: vimos a un Marr crecido que, aun sin disponer de la voz ni el aura mayestática de Morrissey, supo hacer de ‘frontman’ con solera valiéndose de su toque con la guitarra, de pocos solos y sonido único. Las guitarras, la suya y la del también (discreto) teclista James Doviak, son el material del que están hechas tanto los estrenos, como ‘The tracers’, que abrió la sesión, como los clásicos: ‘Bigmouth strikes againt’, de The Smiths, que sonó a continuación desatando la algarabía.

Senderos industriales

Marr quiso ahondar en su presente, que cubrió desde la oscuridad opresiva de ‘New dominions’, con caja de ritmos y ecos industriales, hasta el bonito trance pop de ‘Hi hello’, y de ahí a los seis minutos aventureros de esa canción con fondo existencial llamada ‘Walk into the sea’. A la vez se prestó a agitar la memoria de The Smiths con hasta siete rescates de esa banda disuelta hace 31 años, incluyendo aquella ‘Last night I dreamt that somebody loved me’, que le permitió jugar al ‘crooner’ con aplicación. Y definiendo otro vértice del repertorio, recordó que Electronic, su alianza con Bernard Sumner, de New Order, en los 90, bien merece una mención, o dos: versiones guitarreras, alejadas del synth-pop, de sus primeros ‘singles’, ‘Getting away with it’ (que el tándem compuso con Neil Tennant, Pet Shop Boys) y ‘Get the message’.

Sí, Marr iba sobrado de equipaje y recursos para construir un concierto con sustancia y cambios de humor, que antes de la escalada final pasó de la opacidad (‘Spiral cities’) al brote juguetón (amago de ‘Fly like an eagle’, de Steve Miller) y de ahí al desmelene de un par piezas de ‘Playland’ (2014), su anterior disco en solitario, ‘Easy money’ y ‘Boys get straight’. “This  is fun!”, gritó, aunque para diversión, y estremecimiento, la pieza que culminó el ‘set’, nada menos que ‘How soon is now?’ Una isla dentro de la isla que fueron The Smiths, con su ‘riff’ de guitarra con trémolo y ese estribillo que estalla sin pasarela previa, proyectando un mensaje de angustia social (“soy humano y necesito ser amado / como cualquiera”) sobre un ‘groove’ que no te lo acabas.

Otro par de novedades consistentes (‘Rise’ y ‘Bug’) encauzaron un bis enfocado al grupo madre, con un rescate inesperado, ‘Please, please, please let me get what I want’, precediendo al clímax de ‘There is a light that never goes out’ y el fundido de ‘You just haven’t earned it yet, baby’. Marr ha encontrado un camino, sí, que inevitablemente pasa por The Smiths.