CRÓNICA DE CONCIERTO

Albert Pla, sutilmente terrorífico

El músico y actor ahonda en las inquietudes más íntimas y a la vez universales en 'Miedo', en la sala Barts

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Jordi Bianciotto

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Hace ya tiempo que los recitales de guitarra y sillón orejero no parecen ser suficiente para que Albert Pla nos cuente todo lo que desea, y después de sucesivas incursiones en el montaje músicoteatral, ‘Miedo’ es uno de sus mayores logros. Con canciones sutiles e inquietantes, una sustanciosa puesta en escena por parte de Nueveojos y Mondongo, y su solitaria y definitiva presencia, centrando las miradas en un espectáculo que llena esta semana de intrigas y, claro que sí, terrores íntimos la sala Barts.

Pla es el suministrador de titulares estridentes pero también el tipo capaz de hacer observaciones tan sutiles como que la retórica del ‘nosotros’ puede terminar siendo un automatismo impersonal. ‘Miedo’, dirigido por Pepe Miravete, se acoge a esta idea y quiere expresar inquietudes tan singulares que, por eso mismo, pueden interpelar a otros. No todas lo son tanto, pero Pla las expresa de un modo que traspasa la capa de lo genérico para adentrarnos en una caverna llena de espectros antiguos y recónditos, como esos fantasmas “que dicen cosas malas” en una de las canciones, ‘A por mí’.

Delicadeza y 'gore'

Sí, en ‘Miedo’ hay músicas suyas y de Raül Fernández, Refree, que recuperan al cantautor de interioridades, ahora un poco perversas, a través de títulos explícitos como ‘Muñeca’, ‘Circo o ‘Ratón’, en las que sujetos del imaginario infantil cobran formas amenazantes. Las escenas están enriquecidas por un imponente montaje de vÍdeo que da profundidad y matices a cada historia, si bien el alma de ‘Miedo’ la encarna el mismo Pla. Suyo es el don para transmitir desde los remordimientos más escondidos hasta la brutalidad más descarnada, con ese festín 'gore' final en al alegre son de la canción 'Muerto’, exorcizando su misma autodestrucción.